Narra Nikto...
Cuando terminamos nuestras misiones en KorTac, volvemos a casa, o eso se supone que deberíamos hacer, pero no tenemos hogar a dónde ir, y las cosas de regreso se nos complicaron, así que ahora debíamos refugiarnos en algún lado.
Luego de horas de viaje sin rumbo, nos encontramos a las afueras de una ciudad inglesa, nos adentramos en el campo, abriéndonos paso entre la hierba alta, los árboles y los animales nocturnos, llegamos a un acuerdo todos nosotros y se nos ocurrió que lo mejor sería acampar dentro del bosque hasta que se nos ocurriera algo.
Entonces vimos al fin, un hogar, o eso parecía, una casa de dos pisos, blanca, parece que no la han pintado en años, las luces están apagadas, no debe vivir nadie ahí, la casa debe estar abandonada, es perfecta para pasar el rato.
Entramos por la ventana trasera, estaba rota, así que fue fácil entrar, caímos en el piso y rodamos, luego nos levantamos y caminamos viendo todo el lugar, hemos visto muchas casas como estas, espaciosas, vacías.
Nos dispusimos a buscar una habitación para poder descansar, alguna cama debería estar en condiciones para poder ser usada.
Caminamos por un pasillo estrecho y oscuro, sin cuadros ni espejos, lo de no tener espejos en ninguna parte nos gustaba, asi no veriamos nunca el reflejo de nuestro propio rostro desfigurado.
Encendí las luces, eran cálidas, algunos de nosotros pensamos que habian dejado de usarse hace mucho, no habiamos visto unas asi en mucho tiempo.
Apagamos las luces, la intensidad de ellas era muy fuerte y molestaba en los ojos, ya nos habíamos adaptado a la oscuridad, asi que no era necesario por ahora ningún tipo de iluminación.
Si vemos a alguien aquí adentro que creamos que no deba estar aquí, como algún drogadicto o parecido, tendremos el armamento empuñado por nuestras manos para acabar con su vida, así podremos dormir mejor.
Uno de nosotros escuchó una voz que venía del piso de arriba, una voz de una mujer, no se oye como una drogadicta.
Subimos las escaleras con cuidado de no hacer ruido, somos expertos en eso, somos silenciosos, al llegar a la planta superior todo seguía a oscuras.
La voz era de una mujer cantando, nos sentimos atraídos a esa voz como si fuese una sirena la que cantara, era una voz fría, perfecta, suave, melodiosa y pensamos muchas cosas.
- Que voz tan hermosa.
- He escuchado mejores voces.
- Canta como un gato.
- Quisiera escucharla más de cerca.
- Desde aquí se escucha perfectamente, ¿A dónde van?
Le hicimos caso a la primera y cuarta voz, y llegamos a la conclusión de que queríamos ver de dónde provenía esa voz.
Nos acercamos a través del pasillo hacia la voz, había una habitación de dónde se proyectaba una luz blanca, nos seguimos acercando, uno de nosotros dijo que si se encontraba a la mujer la noquearia para que no gritara al vernos, luego nos iríamos, entonces nuestra búsqueda por un refugio tendría que prolongarse.
Simplemente nos plantamos frente a la entrada de la habitación y vimos hacia dentro apoyando nuestros brazos del marco de madera de la puerta.
La habitación era un estudio de grabación, las paredes tenían material aislante, había micrófonos profesionales por todas partes, aros de luz, escritorios y una cama mal ubicada, torcida viendo hacia la puerta y había cables en el suelo por todas partes.