Narra Aria...
Luego del baño de burbujas, Nikto salió del agua cargandome con sus brazos, hasta la habitación del fondo del pasillo, luego me bajó al suelo, caminé hasta el armario y tomé del interior algunas batas de baño y toallas, le entregué una a el castaño la cual vistió, yo hice lo mismo con la mia.
Su cabello estaba empapado y derramaba agua sobre el suelo así que tomé una toalla, me puse de puntillas y sacudí su cabello para secarlo, él hacia muecas extrañas arrugando su cara e intentaba detenerme.
Cuando terminamos de secar nuestro cuerpos, el se inclinó sobre mí y acercó su rostro a mi cuello, sentí su nariz recta recorrer mi piel hasta mi clavícula y su respiración caliente, haciendome rodar los ojos del placer que comenzaba a sentir, luego inhaló en mi cuello y se alejó.
Nikto llevó sus manos a mis cadera y me obligó a voltearme para que le diera la espalda, me abrazó con fuerza, sentía en mi espalda un bulto tibio y grande rozar la tela de mi bata de baño.
Él me llevó en su agarre hasta el borde de la cama, me cubrió los ojos con las manos y volví a sentirme como antes, sentía alivio por un momento de que todo volviera a ser como antes.
Mis sentidos se agudizaban con los ojos cerrados, sentí cuando Nikto cayó sobre el borde de la cama conmigo sobre sus piernas, mi piel comenzaba a entibiarse.
Él acunó su rostro entre mi hombro y mi cuello, respiraba en mi oído de forma pesada, mi corazón se aceleró y el descubrió mis ojos.
Sentí cuando liberó mi rostro de sus manos pero no quería abrir los ojos, quería volverme a sentir como antes.
— Abre los ojos ahora... — me ordenó, su voz vibrante en mi oído me hacía sentir amenazada, así que accedí.
Estamos frente al espejo, mi bata de baño apenas cubre mi cuerpo, se deslizó por mi hombros y ahora mis clavículas y parte de mis pechos están expuestos, veo en el reflejo del espejo los brazos anchos de Nikto cercando su agarre en mi cintura y juntandome a su cuerpo.
Con lo que he aprendido en las terapias, en los libros y otras investigaciones con lo de la estética y la belleza, me he sentido completamente segura de mis hallazgos.
Ví mi reflejo a través del espejo y concluí...
— Soy bonita. — aseveré viéndome, Nikto se río.
— Y ahora te das cuenta...
— Eres como en las revistas... — aseguré.
— ¿Qué estás diciendo? — cuestionó.
— Eres atractivo, creo que es la palabra adecuada.
Nikto carcajeó sobre mi cuello y empezó a besarlo, sentía un cosquilleo intenso en mi interior y comenzaba a moverme involuntariamente mientras mordía mis labios.
Él acercó su mano, escabullendola por mis hombros y masajeando mis pechos con sus manos ásperas y grandes, luego sus manos se deslizaron debajo de mi bata y la hicieron a un lado, dejándome desnuda.
Gracias a los libros que he revisado de anatomía sé cómo debe verse mi cuerpo, soy albina, delgada, mis pechos son pequeños, y mi sexo comienza a enrojecerse.
Mis mejillas se llenaron de sangre dándoles otro color más intenso...
Ví como Nikto se acomodó debajo de mi y llevó su mano a su entrepierna, sujetando su sexo, es largo, grueso, lleno de venas, una punta rosa pálida y ligeramente curvado a la izquierda.
Empezó a masajearlo y vi por el espejo como lo acercaba a mi entrepierna, rozaba mi entrada con la punta, mis párpados temblaban y vi como mi cuerpo se estremecía.