Pasaron los días y sentía a Lisbeth esquiva, como si ocultara algo, pasaba todo el día afuera, obviamente en el estudio mientras yo me quedaba en la habitación trabajando.
Estando una noche en la habitación, sentí cuando se acercó y me dijo.
- Lo siento Aria, pero no puedo estar más tiempo sin decírtelo.
- ¿Qué ocurre? - temía lo peor.
- Te creé una cuenta para stream.
- Me asustaste, pensé que sería algo grave.
- ¿Entonces no te molesta?
- Siendo sincera, sí, no quiero que mi cara salga en ningún lado.
- No saldrás en ningún lado, es algo discreto.
- ¿Segura?
- Segura.
Lisbeth sin decirme me creó una cuenta en la plataforma morada, nunca me dijo para qué, hasta que me enteré que los seguidores sabían lo que me había ocurrido, estaban muy preocupados y por mucho tiempo, justamente desde aquel en vivo, pedían a gritos que hiciera una cuenta aparte solo de mí, y empezaron a donar, y donaron tanto que en dos meses y medio recaudamos para mi cirugía.
- Aria, no me lo vas a creer... - Lisbeth llamó mi atención con su voz.
- Dime.
- Recaudaste 23.000£. - anunció y yo sentí que iba a desmayarme de la emoción.
- ¿En serio?
- Muy en serio, llama a Banks. - me ordenó.
Mi corazón latía, no sabía cómo agradecer tanto apoyo durante este tiempo tan difícil, el dinero que me habían robado nunca apareció y el arreglo que hicimos en tribunales fue que el ladrón me pagaría poco a poco lo que había robado, pero eso significaría demasiado tiempo, años esperando, pero ahora, no era necesario que dependiera de eso.
El proceso con los ladrones fue rápido, rápido para lo que esperaba aunque para algunas personas 2 meses debe ser una eternidad.
Declaré en tribunales, pidiendo el máximo respeto y privacidad posible, después de dos meses a las personas se les olvidó como lucía mi rostro, aceptando y respetando que no quería mostrarlo, volviendo a mi rutina de trabajos bajo seudónimos y sin mostrar nada más que mi voz.
No me investigaron porque constataron que el animal que había realizado el ataque era una hiena que tal vez se había escapado de algún zoológico aledaño y al ser entonces un animal salvaje sin ninguna relación conmigo no podían culparme de nada, algunos quisieron alegar que la hiena era mía y que la tenía entrenada que esa era la única respuesta posible, el juez se reía en la cara de esa persona y yo también, ¿cómo podía entrenar a una hiena?
Sabía mucho de la hiena, pero decidí mentir o más bien ocultar información porque no pensaba enrollar a Nikto en todo esto, estaba viva gracias a él.
El ladrón herido al salir del hospital fue directo a prisión junto al otro que había escapado ileso, ambos tuvieron que pedir disculpas públicas, hacer trabajo comunitario, asistir a charlas y a terapia y cumplir con una condena.
Cada día extrañaba más y más a Nikto, no podía con la sensación en el pecho, me dolía extrañarlo tanto.
Pude volver a mi casa, pagué la cirugía programandola para dentro de unas semanas y pude arreglar la cocina, para celebrar, Lisbeth y su madre me arreglaron, cortaron mi cabello en capas dándole volúmen sin sacrificar mucho el largo, compré ropa nueva, me maquillaron y fuimos a comer.
