Narra Nikto...
Los días pasaron, Aria se volvía más nerviosa cada vez, hasta el punto de temblar, está asustada y lo sabemos, se acostará en una camilla a que le abran los ojos con un bisturí, ni siquiera cuando nos torturaron nos hicieron eso, pero luego de ese procedimiento ahora ella podrá ver, podrá...
- Podrá ver...
- Ahora que lo sabes, ¿cómo crees que reaccionará?
- ¿Cómo crees que será su cara de horror cuando te vea?
- Era sencillo Nikto, tomar a Sputnik e irnos de aquí, pero no.
- Tú tenías que quedarte, ¿cierto?
- Haces que las cosas sean más difíciles de lo que son.
- ¿Qué crees que estás haciendo?
- Te lo dijimos, te dijimos que la mataras, ahora estás hasta el cuello aquí y nos estás hundiendo contigo.
- Ella sabrá quien eres, no podrás mentirle más.
- ¿Qué crees que ocurra cuando ella sepa que eres un asesino?
Esos y otros pensamientos desbordaban mi mente por las noches, diferentes voces, parece que los medicamentos tardan mucho tiempo en hacer efecto de nuevo, tuvieron que aumentarme la dosis e indicarme unos más potentes, son tan fuertes que me dan ganas de vomitar, pero debo soportar las náuseas.
Lo bueno de todo es que cada vez se me es más fácil tomar el control de la situación y no dejar que mis voces hablen o hagan cosas por mí en mi nombre.
Aria no quiere que compre la casa, pero lo haré de todas formas, todos los días hago algo diferente, cambio los focos, arreglo tomas de corriente, en fin cosas pequeñas para ir adecuando la casa a como quiero que esté, hay que hacerle muchas cosas.
Ahora me ducho dentro de la casa, los días de bañarme en el río como un nómada quedaron en el pasado, ahora podía usar el agua caliente de la ducha, incluso me lavaba el cabello con una botella de shampoo de Aria, la botella era lila, era extraño, como un gel transparente pero olía tan bien que casi acabé con la botella, espero que no se dé cuenta.
Salí de la ducha y me encontré con ella en el pasillo, ella frunció el ceño y se acercó a mi a olfatearme como cuando Sputnik se entera que he tocado a otro animal.
- ¿Por qué hueles a manzanilla? - cuestionó palpando mi torso desnudo hacia arriba hasta llegar a mi cabello húmedo y sacudirlo hacia los lados.
- Usé tu shampoo, el frasco decía camomilla. - refuté.
- Mi shampoo no es de manzanilla Nikto, mi shampoo es de brisa marina. - ví una mueca extraña en la cara de Aria, ¿está conteniendo la risa?
- ¿Entonces lo que usé qué era? - interrogué confundido.
Aria estalló en risas, se inclinaba sobre sus rodillas y se abraza el torso.
- ¿Por qué te ríes? - cuestioné.
- Con razón hueles así. - Aria seguía riéndose y yo esbocé una sonrisa tímida mientras seguía confundido y ladeaba mi cabeza. - eso es gel íntimo Nikto no shampoo.