Capítulo 28: ¡Herederos a la vista...!

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Aitana.

Ocho meses después.

—¡Como te atreves a desafiarme, Dustin Salvatierra...!

—No te desafíe mujer, deja el bendito drama y comete de una vez por todas la maldita manzana.

Le di una mirada penetrante.

—Te dije que no quiero manzana, quiero waffles.

—Y yo te dije que no puedes comerlos. Es que acaso se te olvidó que el doctor prohibió la ingesta de haria.

—Ese doctor de la mierda se puede ir al mismísimo infierno, igual que tú.

Me levanté de la mesa y tomé un ramillete de uva.

—Aitana, vuelve aquí.

Hice caso omiso a su llamado y seguí mi camino como pude hacia la sala.

—Si me muero de hambre sera tu maldita culpa, Salvatierra del diablo.

Grite lo suficientemente fuerte para que Dustin me escuchara.

—Muerete, que yo con gusto te entierro.

Detuve mi andar luego de escuchar esas palabras.

Me lleve la mano al pecho porque claramente estaba ofendida.

Yo que pensaba que esas palabras no saldrían de la boca de Dustin nunca en la vida pero me he equivocado.

—¿Aitana, hija que tienes?

—Me marchare de esta casa madre, tendré a mis hijo sola y trabajaré como una mula para sacar hacia adelante a mis pequeños, porque Dustin se quiere deshacer de mi. -mamá enarcó una ceja. —Dijo que me muera para enterrarme.

—Hija, no creo que Dustin dijera eso.

—¿Me estas llamando mentirosa?

Antes de que mi madre pudiera responder mis tres angeles entraron a la habitación.

—Mami.

—Mamá.

—Má.

Sonreí tras ver las caras iluminadas de mi pequeños hijos.

Mi razón de vivir son mis hijos.

—Mamá, el abuelo dijo que estás a punto de explotar. ¿Eso es verdad?

—No quiero que explotes mami. -Diego se acercó a mi y para abrazarme. —No te va marches mami.

—El abuelo no quiso decir eso cariño.

—¿No te vas a ir? -pregunto Daisha mientras me miraba fijamente.

—Nunca los dejaría solos.

Afirme y mis pequeños retoños se acercaron para abrazame.

—Que lindo es ver esta reunión familiar.

Alce mi cabeza y fulmine a Dustin.

—Mami, papi Dustin dijo que iremos a un día de campo. ¿Quieres ir con nosotros?

Esto es el mismísimo colmo...

Fulmine otra vez a Dustin, y el muy descarado sonrió.

—Me encantaría ir con ustedes. -le sonreí a mis hijos. —Pero con la condición de que llevemos Waffles.

Los niños soltaron un gran grito de euforia. Mientras que Dustin me fulmino con la mirada.

—No pierdes el tiempo de joderme la existencia querida prometida.

¡Heredero a la vista! [#2 de la saga Heredero]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora