Capítulo 7: Tomar de tí lo prohibido.

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Aitana

—Mamá, mi hermana viene en camino.

Deje de preparar la merienda para mirar a Diego.

—¿Qué dices?

—Que el abuelo traera a Daisha con nosotros. Llame al abuelo para que trajera a mi hermana y él accedió.

—¿Pero, como?

—Facil mamá, tomé el teléfono de papá prestado y marque el número que el abuelo me dió para que lo llamara cuando yo quisiera. Asi de fácil mamá.

Claro, se me había olvidado que mi hijo es un niño super dotado para su edad.

Un genio como su madre.

—Eres un verdadero genio cariño -me agaché a la altura de mi hijo y bese su mejilla. —No cabe duda de que sacaste la inteligencia de mi.

—Si como no. -me ergi luego de escuchar estás palabras pertenecientes al que sera mi tormento. —Espero que Diego no saque tus malas mañas querida, porque a tí te encanta robar.

—Ya superalo. -acote para luego volver a preparar la merienda. La cuál consistía en un pastel de manzana.

Dicho sea de paso el favorito de mi pequeño monstruo.

—Papá. -sin dejar de mezclar lo ingredientes gire mi cabeza par escuchar las palabras que mi hijo le diria a Dustin. —Hable con Daisha y ella está de acuerdo en que nos den un hermano. ¿Pudes dejar a mamá panzona? Te prometo que yo ayudare a cuidarlo, lo alimentare y jugare con el para que no llore.

Lo que me faltaba.

Deje de mezclar los ingredientes para mirar a Dustin.

Por su parte el muy idiota me guiño uno de sus ojos.

Que no se atreva a…

—Esta bien hijo. Dejare a tu madre panzona, para que muy pronto tengas a tu hermano.

—Estas muerto. -verbalicé para que Dustin me pudiera escuchar.

—¡Si…! Si… Ire a contarselo a Ferdinando. -Diego se marchó a toda prisa de la cocina dejandonos completamente solos.

—¿Como quieres que lo hagamos esta vez Aitana? Quieres que te drogué o prefieres hacerlo por tu cuenta.

—Y tú que prefieres. ¿Que yo te arranqué las bolas y las coloque en mi habitación como trofeo, o que las eché en ácido?

Dustin abrió la boca para contestar pero, no llego a inquirir nada porque la voz de los abuelos de Amaia se antepusieron a la de él.

—Te dije que ya no puedes levantar.

—Y yo te dije que si me tomaba un viagra podría ponerte a ver el arcoiris del éxtasis.

Por Dios, mis oídos.

—Ni haciéndote una mamada logre que se levantará si quiera un poco. Entiénde de una vez por todas que ya nuestro carnaval pasó, dejemole esos placeres a nuetra nieta y a Aitana. Esas dos estan para hacerlo en todas las posiciones que quieran sin que los huesos le truenen. Dediquemonos a cuidar a nuestro futuro nieto y a ver como pasa el tiempo.

¡Heredero a la vista! [#2 de la saga Heredero]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora