Aitana.
Tres años después.
Coloqué mis ojos en la foto de mi hijo. Y luego de hacerlo sonreí con ternura al recordar el grandioso día de aquella foto.
El nacimiento de mi hermoso hijo.
-Mami, mami. -levante mi cabeza al escuchar la voz de mi pequeño angelito.
-¿Dime cariño? -Diego corrió hasta estar al frente de mi y tras mirarme por un corto segundo volvió a hablar.
-¿Puedo dormir contigo está noche?
Lo miré con una ceja enarcada. Algo estaba tramado.
-¿Razón?
Diego hizo un puchero.
-Quiero dormir contigo mamá.
Entrecerré los ojos observando a Diego y él sin yo verlo venir se lanzó a mis brazos.
Con esto confirmaba que mi pequeño angelito deseaba algo. Así que le sacaría la verdad a besos.
Levanté a Diego del piso, para acomodarlo en mi regazo. Mi hijo se acomodo perfectamente en mis piernas y me abrazó.
-Mami... ¿Donde está mi padre?
Hay está la pregunta a la que le temía.
Diego me miró a los iris sin apartar su mirada de la mía.
E inmediatamente los nervios empezaron a atacarme.
-Yo... He...
-Quiero ver a papá, mami. ¿Podemos ir con él?
Juro que en ese justo momentos estaba por darme un ataque de pánico.
¿Como le digo a mi hijo que drogue, seduje y viole a su padre para que él estuviera aquí conmigo?
¿Como decirle a un niño de tres años que él es el resultado de mi robo de esperma? De mi crimen.
-Yo...
-Por favor mamá. Te pido que me lleves con él. Por favor...
-Diego cariño, ahora no podemos que ir con tu padre. Pero en cuanto pueda te llevaré con él.
Una absoluta mentira. Le había dicho a mi hijo una mentira porque no tengo la valentía de enfrentar a Dustin. Todavía no.
-Quiero ver a mi papá mamá. Quiero verlo. -Diego se acurrucó contra mi cuerpo.
Sin poder contenerme busqué mi teléfono.
-Te mostraré a tu padre, hijo.
Diego asintió.
Busque incansablemente en mi teléfono la foto que le había robado a Dustin de su teléfono. Y cuando la entre se la mostré a mi pequeño hijo.
-Este es tu padre Diego.
Mi hijo observó la imagen fijamente y sus ojos brillaron con gran intensidad.
-¿Papá tiene caballos?
-Si hijo. Tú padre tiene muchos caballos.
Diego dejo de mirar la imagen para colocar sus ojos en mi.
-Me gustan mucho los caballos, mamá. Llévame a conocer a papá. Por favor.
Mi hijo suplico y no me quedo de otra más que asentír.
-Pronto lo conocerás Diego. Muy pronto.
Después de la conversación que tuve con Diego no pude pegar un ojo. Me pase la noche en vela pensando en la petición de Diego.
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¡Heredero a la vista! [#2 de la saga Heredero]
Romance¿Qué mejor que estar rodeada de la naturaleza para olvidar sus penas? ¿Qué mejor que ver desde lejos al prospecto perfecto para ser el padre de su hijo? ¿Qué mejor que drogar, violar y tomar el esperma de ese candente hombre? Todo había resultado fá...