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Rodrigo agarró lentamente su teléfono, la hora marcaba que eran las 04:37 de la mañana.
Y no podía dormir, intento de todo, ponerse música tranquila, taparse los oídos, tomar un té, de todo.
Aunque simplemente no lograba conciliar el sueño, al principio todos pensaran que tiene insomnio.
Pero no, Rodrigo no podía dormirse porque su vecino de arriba, tenía una hija bebé, que lloraba a altas horas de la noche.
Despertando a medio edificio, muchos intentaban ir a ayudar, pero no lograban nada.
Se cansó de no poder dormir en paz, así que agarró un abrigo, se colocó los zapatos, sus llaves y salió de su departamento.
Mientras subía las escaleras, fue saludando a sus vecinos, que estaban fuera de sus departamentos por el ruido que hacía la pequeña.
Tocó la puerta del departamento 512, esperando que el dueño de el mismo, salga.
Detrás de la puerta se pudieron escuchar pasos rápidos, mientras que escuchaba voces pidiéndole a la pequeña que hiciera silencio.
Rodrigo estaba hablando tranquilamente con uno de sus vecinos, hasta que vio un cabello negro cerca de él.
Se dio la vuelta y al fin se encontró al chico del departamento 512, Iván Buhajeruk.
Hasta donde el castaño sabía, Iván tenía 24 años, tuvo a su hija cuando tenía 23, pero terminó con la madre de la misma.
No sabía las razones, y tampoco le importaba, solo quería que la niña se duerma.
-Lamento de verdad todo el ruido y la molestía que Emilia está haciendo, intente de todo para calmarla pero no me sirve- Fue lo primero que dijo Iván, disculpándose avergonzado por los actos de su pequeña.
-Está bien, tranquilo Iván, nosotros ya nos dormíamos de todas formas- Agradeció el vecino, antes de cerrar su puerta y volver a la cama.
-¿Vos también te levantaste para reclamarme?, pido un gran perdón de parte mía y de mí hija, no sé que le pasa está noche- Se disculpaba apresuradamente, por segunda vez esa noche.
-No te preocupes, entiendo lo que es cuidar a una bebé, un gusto, mí nombre es Rodrigo Ezequiel Carrera, soy tu vecino de abajo- Rodrigo suspiró, viendo la cara destrozada de Iván, con grandes ojeras, lágrimas secas y algunos golpes en sus brazos.
-Un gusto, Rodrigo, mí nombre es Iván Raúl Buhajeruk Fernández, pero solo decime Iván Buhajeruk, gracias por entenderme con lo de la bebé, prometo que no te va a molestar más.- Reía avergonzado Iván, mirando levemente el rostro cansado de Rodrigo.
-No te preocupes, de verdad, me gustaría ayudarte, quiero ver si puedo hacer algo por ella y por vos.- Dijo tranquilo el castaño, viendo cómo la sonrisa de Iván, aparecía de a poco.
-¡Gracias, Rodrigo!, vení, pasa- Iván de un momento a otro, tenía toda su confianza puesta en Rodrigo, invitándolo a pasar como si fuese un amigo.
-No me digas que dejas que cualquiera entre mientras que te ayuden con tu hija- Reía Rodrigo, mientras veía la cara roja de Iván.
-¡No no no!, te prometo que no, es solo que me diste confianza, y me dijiste que me ayudarías, eso me sirve bastante... No necesito que me saquen de este edificio por los problemas que causa mí niña.- Hablaba Iván, mientras caminaba hacía su habitación, misma en donde estaba la niña, Emilia.
-Mhm, hola peque, ¿Por qué lloras tanto, corazón?- Iván río levemente por el tono que uso Rodrigo con su hija, pero al ver cómo se calmaba, comenzó a sorprenderse.
-¿Cómo lograste calmarla así de rápido?- Pregunto Iván sorprendido, mientras que su bebé estaba dormida en su cuna, tranquilamente.
-Te dije que entiendo lo que es cuidar a bebés, soy el hermano mayor de 3 menores, dos chicos y una chica, los cuide toda mí vida- Reía Rodrigo al recordar a sus hermanos.
-Wow, si yo digo que cuidar a una es mucho, no me imagino a 3- También reía Iván, mientras miraba a los ojos verdes de Rodrigo.
-Yyy, es cansador, pero después me acostumbré...- Sonrió Rodrigo, pero en cuanto unieron sus miradas por simples segundos, se puso nervioso.- Bueno, es tarde, me voy yendo a mí depa, Iván.-
-Dale dale, gracias otra vez, fuiste de gran ayuda, Rodrigo.- El castaño, se quedó unos segundos embobado viendo la hermosa sonrisa de Iván.
-No es nada, soy del depa 504, cualquier cosa que necesites, ya sea de Emilia o tuya, baja y te ayudo- Amablemente aclaro Rodrigo.
-Nunca voy a olvidar este lindo gesto, muchísimas gracias, de verdad, ya te dejare descansar.- Sonrió Iván, con un pequeño brillo en sus ojos.
-Adiós, Iván, que tengas linda noche.- Se despidió Rodrigo, mientras bajaba las escaleras.
-Adiós... Rodrigo- Dijo en voz baja, mientras veía al castaño alejarse cada vez más.
Con una inmensa sonrisa, cerró su puerta y entro a su cuarto, agarrando rápidamente su teléfono y llamando a su mejor amigo.
Para contarle el gran momento que acaba de pasar con el chico que le gustaba hace tiempo.
Pero que nunca podrá decirle lo que siente, ya sea por miedo, o porque sabe que Rodrigo es hetero.
Aunque su gran corazón, lo amará hasta el fin de sus días, sea correspondido o no.
-871 palabras.-
¡Gracias por leer, los quiero!
