Iván y Rodrigo tienen 18 años, están en el último año de secundaria.
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PoV: Rodrigo.
¿Qué harías si un día te enteras que soy yo la persona que te escribe esos poemas?
¿Seguirías siendo mí amigo?
¿O te alejarías de mí por ser "raro"?.
Las ganas de decirte "¡Soy yo!" cada que preguntas quien te deja esas lindas cartas en tu banco me consumen.
No quiero perderte por culpa de mis sentimientos, me obligaré a que me dejes de gustar si es necesario.
Todo sea para que no te alejes de mí.
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PoV Rodrigo
-Mira, me dejaron otro poema hoy...- Dijo Iván, mientras sonreía y agarraba el pequeño papel con algunos corazones dibujados, y un hermoso poema escrito. -Me gustaría saber quién los deja, seguro es una chica hermosa... ¿Y si es Luana?- Se dio la vuelta y me miró, mientras la sonrisa en su rostro se agrandaba más.
Luana... Esa chica era hermosa.
Claramente Iván estaría enamorado de ella.
-No sé amigo, ojalá que si- Hablé mientras "alentaba" a Iván, sonreí, ocultando mis ganas de llorar.
Odiaba este sentimiento de "amor".
Odiaba no poder ser yo la persona por la cuál Iván se arregla para que lo mire.
¿Por qué tenía que gustarme él?
¿No podía ser alguien más?
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PoV Rodrigo.
Tw. +18
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Entre a mí habitación y di un largo suspiro, estaba cansado de ocultarme siempre.
Agarre mí cuaderno y comencé a escribir un nuevo poema, era mí forma de desahogarme.
Pero las palabras simplemente no surgían en mí imaginación.
Por mí cabeza solo pasaba una y otra vez ese momento del día, donde Iván dijo "Ojalá sea Luana".
Me dolió tanto saber que yo no tenía ni la mínima oportunidad con él, las lágrimas comenzaron a amontonarse en mis ojos.
-No otra vez, no quiero volver a llorar por él.- Me susurré a mí mismo mientras cerraba mis ojos y intentaba respirar hondo.
Pero antes de siquiera pensar, sentí golpes insistentes en mí puerta, para ser sincero, me asusté demasiado.
Di un pequeño salto en mí silla y me levanté rápidamente, guarde mis cosas y me seque las pocas lágrimas que habían caído sin darme cuenta.
Una vez arreglado, me acerque a la puerta, respiré hondo y abrí, esperando ver a mis padres, pero... en realidad, estaba Iván, ¿Qué mierda hacía en mí casa?
-¿Iván?, ¿Qué pasó?, ¿Cuando llegaste?- Sin contestarme, me empujó a mí cuarto y cerró la puerta de mí habitación.
Iba a quejarme, preguntarle que le pasaba o porque me empujaba.
Pero Iván me besó.
Para, ¿Qué?
Abrí mis ojos sorprendido, el beso era desesperado y feroz, sentí cómo me agarraba de la cintura.
Pensé que estaba borracho, pero Iván no toma nunca, y tiene mucha tolerancia al alcohol, era raro que esté alcoholizado...
Unos minutos después de pensar, le seguí el beso. Puse mis brazos en sus hombros y continúe besándolo, esta vez siguiéndole el feroz junte de nuestros labios.
Los minutos pasaban, mis padres nisiquiera se habían preocupado en preguntar que pasaba, en realidad, lo agradezco, Iván estaba como desesperado besándome.
Para, ¿Iván desesperado por besarme?
Esto era algún sueño húmedo que estoy teniendo con Iván, si, es eso.
Pero se sentía tan real que amaba creer en las posibilidades de que sea cierto.
El calor iba aumentando en los dos, la ropa comenzaba a ser una molestia y sabíamos bien lo que pasaría.
Iván se sentó en mí cama, mientras terminaba de bajarse el pantalón y la ropa interior.
. . .
Me sorprendí tanto al ver el miembro de Iván que casi caigo de espaldas al suelo.
Sentí mis manos temblar y a mí cuerpo entero cometer la misma acción.
Humedeci mis labios con mí lengua, me acerque lentamente y puse mis manos en el miembro de Iván, acerque un poco mí cara y al parecer mí respiración le generó un escalofrío al pelinegro.
El cual ahora me miraba con deseo.
Acerque mis inexpertos labios y comencé a chupar.
¿Qué hago ahora?
¿Le gusta?
¿Me dejara de hablar?
¿Qué hago si algo sale mal?
Las dudas corrían rápidamente por mí mente, pero desaparecieron apenas escuché los gemidos de Iván.
-Rodri.. ¡Mhm- Sabía por el ruido que un escalofrío estaba recorriendo su columna.
Sonreí un poco y continúe chupando el miembro de Iván, esos gemidos significaban que estaba yendo bien.
Mientras aún tenía el pene del santafesino en mí boca, comencé a sentir como jugaba con mí cabello.
Algunas veces lo agarraba y tiraba hacia él, otras veces solo ponía su mano en mí cabeza.
-Rodri, me- ¡Ah!- No pudo terminar de hablar, el semen de Iván se encontraba por toda mi boca.
¿Qué mierda acaba de decir?
Okey, ¿Y ahora?, ¿Qué haremos?, ¿Me levanto y me voy?, no, espera, es mí casa...
Iván al verme perdido en mis pensamientos, me levantó del suelo y me sentó en su regazo.
Mierda.
Yo aún tenía mís pantalones puestos, pero aún así sentí la erección de Iván a través de mí ropa.
De repente, sentí como alguien me sacudía fuertemente...