Siempre hablan de cómo el villano consigue a la chica. pero nunca, de cómo una chica cautiva a un villano.
Una mala decisión llevo a un encuentro, que partió en dos mi vida.
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Como era de esperarse me quedé despierta hasta muy tarde, me envolví en las sabanas y apagué las luces, en algún momento de la madrugada lo vi aparecer. Dejó caer sus llaves y el teléfono sobre el buró, miró a mi lado pero no se atrevió a acercarse.
Comenzó a desvestirse ahí mismo, y se quedo sentado en el borde de la cama y enterró la cara entre las manos para luego darse palmadas en la frente.
Me di la vuelta no necesitaba su patética exhibición de culpa después de lo que pasó.
A esa infame noche le siguieron siete largos días en que era un fantasma para mí, cada uno transcurrió y lo único normal eran nuestras rutinas. Había encontrado varias maneras de escabullirme, el fin de semana salí con mis amigos y no regresé hasta ayer por la mañana. No me veía más que la sombra y aunque estuviéramos a unos centímetros de distancia, ni el mismo se atrevía a romper el hielo.
Había convertido el silencio en mi escudo, no era una tortura, estaba llena de rabia y no podía pensar claramente, era mejor mantener mi distancia antes de decir algo de lo que después podría arrepentirme.
Todo seguía igual, empezaba una nueva semana y parecía que él ya no estaba soportando no tener mi atención como antes.
—Ya basta. Anya. Si esto es un juego de resistencia prefiero perder.
Me acorraló en la sala antes de salir a la universidad.
—El silencio siempre es la respuesta cuando dos personas no tienen nada que decirse.
—Pasaré por ti esta noche y no acepto un no por respuesta.
Me di la vuelta y salí sin responder. Faltaban escasos 15 minutos para terminar mi turno, Carmy mi compañera me esperaba ya en el área de personal para hacer el cambio. Terminé de hacer el corte de caja con Maggie y Josh cuando sonó mi teléfono.
"J: Estoy afuera, por favor no demores."
De mala gana guardé el teléfono y lo dejé en visto.
Salí custodiada por mis amigos, la cara de fastidio de Maggie era suficiente para que captara que no queríamos saber de él. En cuanto me vio comenzó a tipear en su teléfono que inmediatamente hizo sonar el mío.
"J: Quiero hacer algo contigo a solas. ¿Por qué invitaste a alguien cuando esta podría haber sido una cita sólo para ti y para mí? Cambio de planes, los llevaremos y después iremos directo a cenar."
Fuimos al mismo pequeño restaurante que yo le mostré hacía tiempo. No sirvió de mucho, ni el mismo sabía como empezar y yo no tenía intenciones de hacerlo. Me dediqué a cenar en silencio y a tomar copa tras copa de un delicioso vino espumoso que nos sirvieron.
Me sentía un poco mareada pero no para caerme de borracha, si a caso el alcohol serviría para darme el valor de hablar.
Cuando llegamos me siguió hasta la recámara y me tomó del antebrazo.
