Siempre hablan de cómo el villano consigue a la chica. pero nunca, de cómo una chica cautiva a un villano.
Una mala decisión llevo a un encuentro, que partió en dos mi vida.
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Abandonamos la sala tomados del brazo, aún no podía creer que por fin había sucedido. Miraba discretamente el anillo en mi mano, sin importar como terminara esto, mi vida ya había cambiado.
Me sentía inquieta, Jacob parecía notarlo porque mientras manejaba me miraba de reojo sin decir nada. Había reservado para comer en uno de sus restaurantes preferidos, tanto Maggie como Rose y Dominic se retiraron.
Mantuve la sonrisa durante toda la comida y traté de participar en la conversación pero en mi cabeza solo pensaba, ¿por qué teníamos que mudarnos? ¿a dónde iríamos? ¿Nos echó su madre?
Era muy bueno entreteniendo a mis padres tenía que reconocer eso, la conversación fluía naturalmente. Estábamos en un área muy privada, ordenó un festín, la comida era deliciosa, brindamos con champaña por supuesto, todo parecía perfecto sólo hacía falta la felicidad.
Cuando llegamos a su casa empezaba a oscurecer y mientras me cambiaba de ropa me invadió la nostalgia, nunca fue mi intención vivir aquí y ahora sentía que extrañaría este lugar, suspiré profundo, saque las maletas y cerré la puerta de la recámara. Ya en la sala pude ver que junto a nuestros equipajes había una serie de cajas de archivo apiladas, seguramente eran cosas de su estudio.
El era frío normalmente pero hoy su mirada era impenetrable. En cuanto bajó tomó las maletas, subió todo al auto y arrancó sin mirar atrás a pesar de que llevaba su vida empacada en la cajuela.
Manejó todo el trayecto con la mirada fija en el frente.
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Jacob POV.
Desde que la vi algo llamó mi atención, a pesar de encontrarnos en el momento y lugar equivocados. Si bien el atuendo que llevaba puesto aquella noche era distinto a su estilo habitual, le sentaba muy bien sino fuera por la mirada triste y la fragilidad de su estado.
El deseo de protegerla fue una cosa, pero los pensamientos que esa noche surgieron como una idea descabellada fueron tomando la forma de su rostro. No fue una casualidad aparecerme en su trabajo al día siguiente de conocernos. Bastó su dirección para saber su nombre y dónde trabajaba. Durante una semana la estuvieron siguiendo y averiguando todo de ella, conseguí los estados de cuenta de ella y sus padres, información de su situación financiera pasada, había averiguado todo sobre su familia, sus amigos, fue el tiempo suficiente para arreglar los documentos que más tarde la convencería de firmar.
