𝗔𝗥𝗥𝗨𝗜𝗡𝗔𝗗𝗢𝗦 ▬▬▬ 𝔢𝔫𝔷𝔲𝔩𝔦𝔞𝔫

CAP 29

Now we got problems,
and I don't think we can solve them

PRIMERA - cap 29: "Juntos de muchos"

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"Yo sabía que todo eso de estar enganchada con ese pibe no era en serio" murmuró la rubia, Cintia, quien la había recogido de la casa de su novio, Enzo.

"Yo estoy muy enamorada de mi novio, Cintia. Que vos seas tan estúpida cómo para pensar que eso limita todo lo demás, no quiere decir que yo piense igual que vos" opinó. Cintia la miró mal.

"¿Acordar encontrarte con otro tipo te parece algo que le hace uno a alguien que ama?" preguntó y Joyce miró a Cintia y alzó sus hombros.

"Él es futbolista, hace lo mismo" fue lo único que dijo en su defensa.

"Pero vos le romperías la cabeza si lo hace, por lo que estás suponiendo. Ni siquiera eso, en realidad, intentas justificar tu mal act-" Joyce la calló.

"Dios, amiga callate un poco" pidió. "No necesito tu discursito de moralidad estúpido, estoy bien así. Si me llego a enterar que Enzo me engaña, el que sale perdiendo es él. Siempre es y va a ser él" comentó.

"¿Y si se entera él?" preguntó Cintia, reprimiendo su instinto de aniquilación.

"¿Cómo se enteraría?" preguntó Joyce, mirando a su amiga de forma crítica. Se estaba exponiendo demasiado. "Hace semanas que vengo haciendo esto y ni cuenta se dió, menos lo va a hacer ahora o después" aseguró, a lo que Cintia suspiró.

"No es pelotudo" murmuró Cintia.

"No puede terminar conmigo" aseguró y Cintia negó. "Yo me estoy encargando de eso, y quedate tranquila, que nunca voy a dejar que nadie ni nada se interponga en mi maravillosa relación con él. Y para cuando se de cuenta, va a ser muy tarde, porque ya va a estar muerto por mí" murmuró. Cintia detuvo el auto, sabiendo que ya habían llegado. Joyce sonrió y suspiró, liberando sus nervios.

"Sos una mala mina, Jo" murmuró Cintia, esta la miró y sonrió asintiendo.

"El fin justifica los medios, Cin. Chau y gracias, nos vemos después" se despidió y salió corriendo del auto, hacia la casa que se mostraba tan común cómo cualquier otra.

Joyce estaba convencida de lo que hacía, y no le importaba en lo más mínimo lo que le dijera el resto, ella sabía que la única persona que podía criticar o avalar su actitud, era ella misma.

La puerta se abrió y a partir de ese entonces, su mente dejó de pensar en Enzo, en que esa noche debía volver a su casa y verle la cara luego de traicionar su confianza por largas horas del día. Su corazón saltaba de júbilo por simplemente cruzar esa puerta, y el límite de lo que era correcto y lo que no, un vez más, cómo tantas otras, se había desdibujado a su favor.

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La noche llegó y la casa de Enzo era oscura, dándole una bienvenida totalmente en contra de lo que ella esperaba. Las luces que debían estar prendidas, estaban apagadas y su alerta de que, quizás, su supuesto novio no estaba ahí dentro, comenzó a surgir con más fuerza en su cabeza.