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CAP 38

i feel so high school

PRIMERA - cap 38:"Primera"

alerta: contenido +18

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El partido terminó uno a cero, con el marcador a favor de Boca.

Claramente las caras largas no faltaron, las puteadas e inclusive las echadas de culpa entre el equipo local. No servía de nada, igualmente, habían perdido el partido.

Enzo cargaba con millonada de cosas en su cabeza, y entre ellas se encontraba que en nada debían jugar un partido de Libertadores y acababan de perder contra su rival en su propia cancha. Meramente decepcionante.

El siguiente partido sería con Defensa, en Varela, y días después llegaría Alianza Lima.

Estaban en bolas.

Julián se sentó en el auto, con unas lágrimas secas en su cara, y su mirada perdida. Enzo lo miró con el mismo vacío que sabía sentía su amado Juli.

"Ahora llegamos a casa y comemos algo rico" propuso, con su mejor ánimo. Julián sólo asintió, apesadumbrado.

Manejó hasta su casa, donde los esperaba la comodidad de estar juntos y bien. Sin ninguna cámara que los vigilara, representante que los atosigue con pedidos enfermos, ni nadie más que ambos solos.

Al llegar, lo primero que hicieron fue despejarse con sus cabezas en otras cosas que no fueran el partido, Enzo porque sabía cuán afectado estaba por ello Julián y este porque sabía que, si recordaba en voz alta algo sobre el partido, terminarían discutiendo por sus carreras.

¿Cómo? Probablemente el tema sería algo extraño y sacado de la mismísima nada. Julián debía asumir su culpa y responsabilidad en eso, tenía un don para discutir por pelotudeces.

Y claramente para Enzo si su carrera significaba fingir todo el resto de su vida, era una pelotudez. Para Julián nada que viniese de Enzo podría ser considerado siquiera poco interesante.

Cerca de la media noche, ambos estaban con la cena en sus manos, viendo Infinity War, intentando pensar en nada.

Sus manos se rozaron, al querer agarrar el control remoto, provocando el tsunami de emociones que ya eran comunes entre ellos.

El control quedó olvidado, al igual que la película al ambos cruzar sus miradas.

Eran ellos dos. Dos contra una soledad que pusieron, tal cómo la distancia que estaba bastante marcada en aquel momento. Una distancia que en las últimas semanas no habían tenido en lo absoluto, pero que aquél día sentían que necesitaban con urgencia.

Aunque esa necesidad parecía darse vuelta al tenerse uno al otro, mirándose casi fijamente en una pelea constante de ver quién soportaba más a evitar dar el brazo a torcer. Surgiendo una necesidad poco controlable de atacar al otro, rompiendo aquella distancia puesta de forma tan horriblemente rápida.

Enzo no supo qué cosa lo llevó a ser él quien rompa aquella distancia, pero tampoco le molestó. Era un juego que sabía, estaba destinado a perderlo todas las veces que lo jugaran. Y amaba perder si el precio eran los labios de Julián.