Jerarquía

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Daenys entró furiosa al salón del consejo, su mirada centellaba peligro e hizo saltar a todos de sus asientos cuando golpeó su palma contra la mesa.

—Retírense.

—Daenys...—Susurró el Rey sorprendido.

Daenys, vestida aún con armadura, dejó caer su casco en el suelo mientras pasaba sus manos por su cabello.

—Se los ordena su reina, ¡FUERA!

Todos se pusieron de pie haciendo una reverencia a la Reina mientras salían, la princesa Rhaenys acarició su hombro haciendo que ella baje la mirada.

Sabía a que venía.

—¿Qué es todo este escándalo?—Dijo Viserys poniendose de pie, aún sintiéndose furioso por la partida de su esposa a los peldaños de Piedra.

—¿Escándalo?—Dijo riendo sin ganas.—¿Te preocupa un escándalo y no destrozar a dos enamorado?

Viserys suspiró mientras se acercaba.

—No están enamorado, ellos solo...

—¿Arden? Son como dos llamas que se buscan, se atraen, se necesitan.—Dijo Daenys estando finalmente frente a su esposo.

Viserys acarició su mejilla.

—Te extrañé.

—Aún no se vence el plazo...—Dijo ella.—Y mira lo que has hecho...

—Rhaenyra será feliz.—Contestó.—Laenor es considerado el hombre más guapo de los siete reinos.

—¡Le gustan hombres tan guapos como él!

Viserys negó.

—Son solo habladurías.

—Vis...—Dijo Daenys mientras le permitía tomarla por la cintura recorriendo sus curvas con sus grandes manos.—Vis, piensa en ellos...

— Te extrañé...

—Su majestad.—Interrumpió Otto.—Su majestad, el principe Daemon está en el salón del trono, porta una corona.

La sonrisa divertida de su esposa lo hizo suspirar.

—Vamos a que te vistas antes de ir.

—Puedo ir así perfectamente.

—No, eso sí que no.—Dijo el Rey.—No dejaré que nadie más te vea así.

Daenys sonrió.

—Consideralo parte de tu castigo.

Viserys suspiró mientras enterraba su rostro en su cuello.

—No seas cruel conmigo.

—Su majestad.—Insistió Otto.

—¡LARGO!

Ambos rieron cuando lo vieron retirarse.

—Se supone que estoy enojada contigo.

—Podemos utilizar esas energías para cosas más placenteras.

Daenys suspiro al sentir su respiración contra su cuello.

—Viserys.

Daenys podía jurar que Viserys gruñó como lo hacía Vermithor.

—¿Si, Alicent?

𝓔𝓵 𝓭𝓻𝓪𝓰ó𝓷 𝓭𝓮 𝓥𝓪𝓵𝓵𝓮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora