El acertijo de las sortijillas

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Este es de los más extraños y extraordinarios relatos siendo un secreto en el ministerio...

Su inicio se remonta un poco antes de que el cardenal conociera a su primer sirviente...
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El Eméritus tercero acababa de fallecer... al igual que sus hermanos...

Terzo acababa de morir...

Eso inundaba los pensamientos del Cardenal Copia envuelto en una sensación confusa. No eran mejores amigos, habían tenido desacuerdos y peleas... pero no le deseó la muerte... ni a los demás Eméritus...

Estaba seguro de que no había perdido a ningún ser querido sin embargo se sentía desconsolado.

Acababa de ser llamado para ser el siguiente dirigente del clero, acababa de recibir la bendición del Eméritus 0 y constantemente veía gente en el ministerio moviendo y sacando muebles, pertenencias e incluso algunas fotografías.

Eso le dejó un sabor muy agrio a Copia.

Hasta que escuchó a algunos hermanos hablar sobre una pertenencia muy valiosa del Eméritus I. Al cardenal no le agradó lo avara de la conversación y les preguntó en dónde se encontraba tal objeto. Ellos contestaron que en su despacho y Copia fue a buscarlo.

Caminó por los pasillos con polvo acumulado en los rincones, de pintura blanca agrietada por el deterioro y de altos hechos arqueados, había un extraño aroma amargo, quizá por la humedad de la madera en el suelo.

Al encontrar la puerta de madera que reconoció como el despacho de Eméritus I, entró y la puerta hizo un fuerte rechinido cuando se abrió.

El lugar estaba vacío a excepción de los libreros con pocos ejemplares que seguían en su mismo lugar, el cardenal los examinó cuidadosamente y en los estantes encontró el escondite. Un compartimento secreto.

Al abrirlo, vio una pluma fuente adentro, de no ser por el resorte deteriorado que hizo que el cardenal previera el movimiento y lo evadiera por apenas unos centímetros, el metal talvez lo habría matado, ya que la pluma se disparó y quedó clavada en la pared.

Metió la mano dentro del compartimento se encontró con mucho, mucho polvo y con un pequeño papiro donde se leía una especie de acertijo:

La planta baja, donde yace la más grande sabiduría, rodeado de vida, sin embargo en estado de muerte, la sortijilla más inquebrantable de todas, ahí yace la mina.

Y ¿Qué se suponía que eso significara?

Copia estaba muy confundido, quizá la posesión más preciada del viejo era un acertijo que guardaba en un secreter. Pero ¿Por qué estaría tan resguardado? Quizá era más valioso de lo que parecía.

La teoría del cardenal era que lo valioso era la solución al acertijo. Se lo guardó y salió en silencio de la estancia esperando encontrar un lugar más tranquilo para resolver el acertijo.

Entró a la biblioteca, también tenía techos curvos pero estos estaban hechos de una piedra blanca con bordes dorados, eso la hacía muy luminosa. Reinaba el silencio, sonidos de páginas dando vuelta y el aroma a barniz, de la madera encerada de los libreros con detalles preciosos y del suelo.

Tretas GulescasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora