Jalón de orejas

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El ghoul despertó lentamente, pesadamente abrió los ojos y notó cuatro siluetas frente a él. Cuando se incorporó por completo vio con claridad a los otros ghouls, que lo miraban fijamente. Llevaban máscaras de metal, que igualaba el rostro de un demonio, con cuernos hacia arriba pero sin boca.

El pequeño se sintió extraño, sentía tela encima de su cuerpo y se percató de que vestía ropas igual que ellos, con un uniforme negro y un cinturón. Además le habían cortado el pelo un poco más de la altura de los hombros, pero ya no tenía marañas. Se balanceó y se dió cuenta de un salto que estaba recostado en una hamaca. Tenía las curiosas miradas de todos encima y comenzó a mostrar los dientes como advertencia.

Uno a uno se fueron quitando las máscaras de metal y el pequeño pudo ver sus rostros. Todos tenían los ojos bien abiertos excepto uno, el más alto, quien lo veía serio. Earth se puso de puntillas para verlo mejor
—Awww…qué lindo. Miren su carita de miedo…– dijo viendo cómo se aferraba a la pared queriendo que se alejaran.

Aún vistiendo la misma ropa, se notaba diferente en el semblante quizá. Todos tenían miradas vivaces, y el rostro sin cicatrices visibles, mientras que el pequeño ghoul, a pesar de estar limpio, tenía la mirada algo apagada, la delgadez de su rostro delataba el estado famélico en que lo encontraron. Los ghouls se alejaron dándole algo de espacio y el pequeño tuvo que aferrarse bien a las cuerdas de la hamaca que no dejaba de balancearse.
—¡Ah!– exclamó Earth, dirigiéndose al pequeño ghoul —Es cierto, la hamaca es muy insegura pero nos faltan camas, así que tendrás que usar esta mientras tanto...–

Un ruido muy extraño surgió. El estómago del pequeño ghoul rugió, el hambre de varios meses lo mataba.
—Parece que alguien no puede esperar la hora de la comida…– se rió Omega al tratar de ayudarlo a bajar, pero el ghoul casi lo mordió. Aún desconfiaba de todos ellos, el chapuzón en la fosa no fue una gran presentación que digamos.
—Está bien… Está bien– lo calmó Omega, poniendo las manos en alto —Prefieres morir de hambre… lo entiendo… entonces nosotros nos iremos… no te preocupes…– se burló, empujando a todos fuera de la habitación.

El pequeño ghoul estaba muy confundido. Pero no tardó en llegar el delicioso aroma de la comida ¡Ay! cómo se sorprendió a sí mismo babeando, por la exquisitez que podía olfatear a gran distancia, aunque había un problema. No podía bajar de la hamaca, era muy inestable, un movimiento en falso y se golpearía con el duro suelo, y el hambre se estaba volviendo insoportable. ¿Qué podía hacer? Tenía la mente en blanco, resolvió intentar saltar de la hamaca, pero no pudo evitar atorarse en las cuerdas y caer de cara en el piso de piedra. Omega se había quedado afuera de la habitación y al escuchar el golpe, se asomó con una sonrisa.
—Hmm, ya lo sabía…– se acercó al ghoul y lo ayudó a levantarse, mientras este se sobaba la mandíbula.
—Te golpeaste muy fuerte, déjame ver– el ghoul se quiso alejar de él, pero Omega no lo permitió y lo mantuvo en su lugar —Tranquilo, no te haré daño, escúchame…– en ese momento el pequeño dejó de luchar y lo miró en silencio con expresión asustada.

—Sé que todo lo que está pasando es muy aterrador para ti… lamento mucho lo de la fosa, de verdad, nunca quise que tu primera impresión fuera tenernos miedo… pero te prometo que estás a salvo… con nosotros estarás seguro, nadie te va a lastimar…– Omega hablaba lento y con un tono tranquilizador, con gentileza puso sus manos en los hombros del ghoul haciendo que este se destensara un poco.
—¿Entiendes lo que digo?– preguntó Omega al pequeño pero este solamente movió la cabeza en una especie de afirmación
—...y ¿no hablas?– Omega miró al ghoul y este bajó la mirada con una rara tristeza o vergüenza, entonces hizo una última pregunta.
—¿Olvidaste cómo?–  el ghoul continuó cabizbajo y solo se encogió de hombros.
—No pasa nada, ya recordarás, mientras tanto… puedes llamarme Omega– el pequeño alzó la mirada y abrió la boca para intentar imitarlo, pero solo pudo hacer extraños ruidos
—Oomeegaa– repitió para el pequeño ghoul.

Tretas GulescasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora