Capítulo 9

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Luego de tomar una ducha el capitán anunció que estábamos próximos a llegar, ambos salimos del baño y nos vestimos.

Jeon cambio su atuendo, y -¡demonios!-a ese hombre todo le quedaba perfecto. Se colocó un traje de dos piezas de color beige con detalles en dorados y zapatos a juego. En su cuello lucía una fina cadena de oro con un dije en forma de "J".

Por mi parte me coloque un vestido color rojo bibrante, con detalles de encaje en la parte de mis senos, y unos zapatos dorados en conjunto con mi bolsa y accesorios -"si andaría con un mafioso que parecía un Adonis, tenía que estar a la altura"-.

Jeon se quedó boquiabierto al ver mi atuendo, me recorrió con la mirada con total descaro y mordió sus labios cuando llegó a mis pechos, yo estoy consiente de que no tengo el mejor cuerpo del mundo, pero poseo esbeltas piernas, caderas prominentes, un trasero bastante responsable y una pequeña cintura, pero mis pechos, esos pechos, eran hermosos, yo lo sabía y me encantaba sacarles provecho, al igual que mis labios -uff.....- mis labios eran la sensación del bloque.

Plantó sus ojos en el encaje que rodeaba mis senos y me miró tal cual mira un lobo a su presa, con ansias de devorarme, detalló el bordado de cubría la parte de las aureola y eso provocó que una corriente eléctrica viajara por mi cuerpo hasta mis zonas más delicadas, mi interior aclamaba su toque otra vez, esas grandes manos apretando mi cintura y encajando los dedos en ella, sus largos y hábiles dedos dentro de mi moviéndose a su antojo, entrando y saliendo con total libertad, su lengua saboreando mis jugos como si fuera un elixir divino.

Esos pensamientos y recuerdos se esfumaron cuando lo vi humectares los labios y morderlos pero esta vez con más fuerzas, enseguida bajé la vista a mi escote y me di cuenta que mis pezones se encontraban erectos y se traslucían por encima de la tela de encaje roja.

Me puse roja como un tomate, e instintivamente cubrí mis pechos con mis brazos, maldiciéndo para mis adentros a mi cuerpo traicionero.

Jungkook se acercó a mi, besó mi frente mientras despegaba mis brazos de mi pecho y entrelazaba nuestros dedos para salir de la habitación.

Al salir del avión me encontré en una pista de aterrizaje privada, de esas que poseen los millonarios excéntricos, estaba a orillas del mar y se podía ver un hangar en el cuál pude contar 6 tipos de aeronaves diferentes -¡joder!-con esta gente que les encanta ser extravagantes, encima del hangar un gran cartel que decía: JEON en dorado y negro.

Ese mismo nombre se repetía por todos lados, hasta en los uniformes de los empleados. Caminamos hasta llegar a una limusina negra y él chofer nos abrió la puerta, al entrar -¡holy shit!- puro lujo en su interior, yo he subido a muchas limusinas y estoy acostumbrada pero esto más que un auto parecía una jodida mansión, oro puro, ósea puto oro en los asientos, copas, mesitas, hasta en el techo había oro.

si que saben gastar el dinero— expresé con un ligero tono de sarcasmo.

el dinero es para gastarlo, de nada sirve trabajar por él sino me voy a dar todos mis lujos — comentó mientras servía dos copas con champán.

—el dinero es para gastarlo, de nada sirve trabajar por él sino me voy a dar todos mis lujos — comentó mientras servía dos copas con champán

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