Capítulo 12

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Me despierto con bastante ánimo. Salgo a hacer mi caminata diaria con Yuna, tengo mi duelo de miradas con Jungkook mientras él me observa desde el balcón. Desayuno en mi habitación mientras le texteo a Marta informándole de los últimos acontecimientos en mi vida -omitiendo que me pajeé mientras pensaba en Jungkook-. Me doy una ducha larga aprovechando la soledad en la habitación de Jungkook. Es que desde aquel fastidioso día en el que lo encontré con Camila en su estudio pedí que me dejarán una habitación libre para mi sola pero como era de esperarse él se negó y terminé durmiendo en la suya. Aunque él duerme en el sofá del estudio. En cierto modo me estruja el corazón saber que duerme incómodo por respetar mi espacio, pero luego recuerdo lo que hizo y se me pasa la tristeza.

Hoy en la mañana Jeon me informó por medio de Camila que saldría a un viaje de negocios y que estaría fuera por el fin de semana, según Yuna notó que Jungkook estaba más feliz y radiante que nunca, a lo que ella preguntó si yo tengo algo que ver, obviamente le respondi que no, yo no tengo nada que ver, lo que pasó fue un desliz, no se porque él actúa como si fuera algo especial, la verdad, no es para tanto
-¿ o si ?-.

Aprovecho que Jungkook no estará por aquí y me adentro con discreción en su estudio buscando su portátil para poder saciar mi curiosidad sobre el contenido del dispositivo USB que encontré. Me siento en la silla y comienzo a buscar con cuidado de no dejar nada fuera de su sitio. Encuentro el portátil en una de las gavetas y me apresuro a encenderlo pero para mi mala suerte esta protegido con contraseña, la cual de echo es en coreano así que mi pequeño juego de detective se puede ir al carajo.

En un impulso desesperado por saber que hay dentro de el USB empiezo a teclear a lo loco presionando diferentes teclas sin saber siquiera que letras son las que estoy tocando -grandioso-. Comienzo a buscar en la habitación alguna pista que me diga cual podría ser la clave. Luego de buscar y no encontrar nada me dejo caer en la silla del escritorio soltando un suspiro de frustración.

Tanto esperar estar a solas para nada. Traté de acomodar todo como estaba para no levantar sospechas. Saqué el teléfono que usaba para comunicarme con Marta y le envié un mensaje contándole que no había podido acceder a el portátil, cuando termine apagué la pantalla y lo guarde en el bolsillo de mis jeans dispuesta a salir pero el sonido de una notificación me detuvo, revise el móvil esperando leer la respuesta de Marta pero para mi asombro era un número desconocido.

Número desconocido:
La contraseña es 아름다운 광산

Me quedé en shock. ¿Quién era? ¿Cómo tenía ese número? Y lo más importante porque me decía la contraseña. Por mi mente pasaron muchos escenarios posibles. Pero a la vez quería probar suerte con esa contraseña. Me acerqué al portátil, lo abrí y luego de un rato tratando de escribir correctamente la contraseña lo logré. El ordenador se desbloqueó revelando un fondo de pantalla un tanto perturbador, era un fondo marino lleno de tiburones, partes de cuerpos humanos y mucha sangre, en fin cada cual tiene sus gustos. Miré el móvil pensando si debía responder el mensaje a la persona que me ayudó. No sabía si era una trampa pero había que arriesgarse.

Bella:
¿Quién eres?

Número desconocido:
Te sorprenderías.

Bella:
Ponme a prueba.

Número desconocido:
Lo único que te diré es que cuando entres a las habitaciones de mi casa te fijes si hay cámaras, en especial porque el portátil tiene reconocimiento facial y alerta cuando alguien que no es él dueño lo intenta usar.

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