Capítulo 6: Confrontación en el comedor.

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### Capítulo: La Confrontación en el Comedor

El sol de mediodía entraba a raudales por las ventanas del comedor escolar, bañando de luz las mesas donde los estudiantes almorzaban y charlaban. Carolina y sus amigas, Ana y María, estaban sentadas en su mesa habitual, disfrutando de la hora del almuerzo. Estella, una de sus amigas de primer año, también se les había unido ese día.

Las risas llenaban el aire mientras compartían anécdotas y chismes del día. Carolina, siempre la más chistosa del grupo, había contado una historia particularmente divertida sobre uno de sus profesores, y todas estaban riendo a carcajadas. La atmósfera era ligera y despreocupada, pero esa tranquilidad estaba a punto de cambiar.

De repente, las puertas del comedor se abrieron de golpe y entró la novia de Marcos, acompañada de su séquito de amigas. Carolina notó su presencia de inmediato. La tensión en el aire se podía cortar con un cuchillo. Días atrás, se había enterado de que Marcos y su novia habían vuelto a estar juntos, lo que había sido un golpe inesperado para Carolina, aunque tratara de no mostrarlo.

La novia de Marcos, con una mirada de desdén y suficiencia, paseó la vista por el comedor hasta fijarse en el grupo de Carolina. Su expresión se tornó aún más agria al verlas riendo y divirtiéndose. Se dirigió a una mesa cercana y se sentó con sus amigas, pero no sin antes lanzar una mirada de desprecio hacia Carolina y su grupo.

Las amigas de Carolina, sin perder el ritmo, siguieron conversando y riendo, pero Carolina percibió los murmullos y las miradas furtivas del otro grupo. La novia de Marcos comenzó a chismear con sus amigas, susurrando de manera exagerada y mirando en dirección a Carolina y sus amigas. La tensión era palpable.

Carolina decidió que no dejaría que esto la afectara. Con una risa más fuerte de lo habitual, comentó en voz alta algo gracioso sobre el menú del día, lo que hizo que Ana y María estallaran en carcajadas. Estella, aún un poco ajena a la dinámica tensa, también rió, aunque más tímidamente.

La novia de Marcos, claramente molesta por la despreocupada actitud de Carolina, la miró directamente con ojos llenos de desafío. Carolina, notando la mirada, se giró hacia ella y, sin perder su sonrisa, le lanzó un comentario mordaz:

—Ridícula.

El silencio se apoderó del comedor por un instante, seguido por un murmullo generalizado. Las amigas de Carolina miraron a la novia de Marcos con curiosidad y algo de diversión, esperando su reacción. La novia de Marcos, roja de furia y sorpresa, se quedó sin palabras por un momento. Sus amigas también parecieron dudar, no sabiendo cómo reaccionar ante la confrontación pública.

Finalmente, la novia de Marcos se recompuso y, con un tono gélido, respondió:

—¿Perdón? ¿Qué dijiste?

Carolina, sin perder la compostura, se encogió de hombros con indiferencia y respondió:

—Creo que me oíste bien.

Ana y María, fieles a su amiga, empezaron a reír nuevamente, aumentando la incomodidad de la situación. Estella, aunque sorprendida, decidió seguir el ejemplo y se unió a las risas.

La novia de Marcos, sin saber cómo manejar la situación, se levantó bruscamente y salió del comedor con sus amigas siguiéndola de cerca. Al salir, lanzó una última mirada de advertencia a Carolina, pero esta vez fue Carolina quien sostuvo su mirada con firmeza.

Cuando la puerta del comedor se cerró detrás del grupo de la novia de Marcos, Carolina sintió una mezcla de triunfo y nerviosismo. Había enfrentado a su rival, pero también había llamado la atención de toda la escuela. Las risas y comentarios en las mesas cercanas confirmaban que el incidente no pasaría desapercibido.

Ana, siempre la más directa, se volvió hacia Carolina y dijo:

—¡Eso fue increíble! ¿Viste su cara?

María asintió, todavía riendo:

—Creo que nunca la había visto tan furiosa.

Estella, aunque más reservada, sonrió y agregó:

—Bueno, al menos ahora saben que no te vas a dejar intimidar.

Carolina, sintiéndose un poco más segura, sonrió ampliamente. Sabía que el camino por delante con Marcos sería complicado y que la novia de Marcos no se quedaría de brazos cruzados. Pero por el momento, se sentía fortalecida y respaldada por sus amigas.

A medida que el almuerzo continuaba y las conversaciones volvieron a temas más ligeros, Carolina sintió que había ganado una pequeña victoria. Aun así, su corazón seguía latiendo rápido al pensar en Marcos y en cómo esta confrontación podría afectar su relación en el futuro.

Con la letra de "Boomerang" de Romeo Santos resonando en su mente, Carolina recordó las líneas:

"Y yo te reto, anda, vuela, corazón, volverás sin alas.
Dios nos dio el libre albedrío, no me opongo a nada.
No hay muralla fuera de esta habitación, aquí no hay prisión.
Como último de regalo, oye el estribillo de mi canción."

Se prometió a sí misma que, sin importar lo que sucediera, se mantendría fuerte y seguiría adelante. Aunque su amor por Marcos seguía ahí, sabía que tenía la fortaleza para enfrentar cualquier desafío que se le presentara.

Mi amor no correspondido Donde viven las historias. Descúbrelo ahora