Semillas De Emperadores

Perdón

Hola, espero que estén pasando un buen fin de semana.

Antes de comenzar:

Aviso que este capitulo es largo, pero intenso y espero que lo disfruten.

No olviden comentar y votar si les gusto demasiado el capitulo, porque eso me motiva y ayuda a seguir.

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En la sala del trono...

Ryomen, se encontraba sentado y a su lado en un trono más pequeño se encuentra Yuuji, ambos vestían con los mismos kimonos; Estos poseían el color rojo y negro, más detalles dorados. Se veían imponentes y maravillaban a quienes los veían, algunos se atrevieron a imaginar que se verían iguales o mucho mejor con la presencia de Sukuna, el cual ya sabían el motivo de la ausencia.

Por otro lado Uraume, se encontraba en una mesa apartada del trono tomando nota de  las familias que asistieron y la cantidad de regalos que entregaron, más que tipos de regalo, así la emperatriz más tarde enviará su agradecimiento.

Así fueron pasando las familias, incluso la familia de Fushiguro se hizo presente gracias al regalo que entregó Maki Zenin y Mai Zenin, dos mujeres alfa, en representación de esa familia y la propia.

-Díganle a Toji que este tranquilo, que agradecemos sus regalos y que entendemos más que bien su inasistencia.

Yuuji, hace lo posible por mantener la calma y una sonrisa para aparentar que no le afectaba que el presente viniera de la familia de su ex amigo. Ryomen, agradecía que su esposa supiera controlarse, pero así como llevaba soportando todo lo sucedido con su hermano temía que en algún momento explotará, así como lo hizo su madre.

-Gracias emperador.

Ambas mujeres se inclinan pero Yuuji detecta una mirada de ¿Lastima? Por parte de la mujer de cabello corto y ya cuando se alejan, alcanza a ver como la chica de lentes le da un codazo.

"Eso fue raro"

En las afueras de la habitación de Sukuna...

-Escuche que Sayuri sama, no deja de llorar.

-Pobre de ella, debe ser porque no está su madre con ella.

Sukuna, se molesta porque comenten de su hija como si nada y más fuera de la habitación, peor aún de que le tuvieran lastima, es su hija y no va a permitir esas palabras hacia su descendencia, primero los llamara y más tarde ordenara que los azoten cincuenta veces.

-Vengan aquí.

No grito, pero el gruñido que acompaño su tono paralizo a los sirvientes por unos segundos, ya una vez reaccionaron corrieron a atenderlo, en cuanto lo vieron se enteraron de que estaban condenados y maldijeron su suerte