Aprendiendo los deberes

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Hola, buenas, aquí otro cap y ya sería no más caps dobles hasta más adelante.

Sin nada más que decir, comencemos.

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Era la hora de levantarse. Sukuna nunca llegó la noche anterior, así que Yuuji se fue a dormir, por lo que ahora despertaba con más energía, además su celo había terminado. Sin más demora se arregla y se coloca el kimono de color rojo, de flores negras y blancas, que le había dejado Uraume en una mesa al lado de su cama.

Una vez termina se dirige al comedor para desayunar.

-Buenos días mocoso.

Pero no esperaba encontrarse a ambos hombres en el desayuno, no le quedó de otra que inclinarse y saludar a los hermanos.

-Buenos días altezas.

Dicho esto, tomo asiento frente al mayor de los Sukuna y al costado izquierdo del menor de ellos. Estos comían como si nada y el apenas podía alzar la vista de la vergüenza por los acontecimientos pasados.

En eso, se fija en como iban vestidos, Sukuna mayor, usaba un kimono negro con flores del infierno de decoración y una faja roja. El otro hermano usaba un kimono blanco con faja azúl. Por lo visto ambos tenían sus respectivos colores favoritos, al igual que aromas que los hacían distintos.

El mayor olía a tabaco y el menor a sake, ambos de sabores adictivos y asesinos, que en exceso son un veneno los cuales Yuuji no quiere volver su causa de muerte.

Hubiera seguido observando a cada uno, de no ser porque su estómago ruge, prefiere ahorrarse más vergüenza y empieza a comer de una vez.

-Aliméntate bien —Sukuna, mayor—, recuerda que serás la madre de nuestros hijos.

Yuuji, come sin decir nada ¿A qué venía eso justo ahora?¿Era una forma indirecta de decir que se preocupaba por él? No, definitivamente no.

-¿Cómo está tu cuerpo? —de nuevo el mayor,— Si necesitas ayuda háblale a Uraume.

Ya eran dos veces que le dirigía la palabra y para no sonar grosero decide responder.

-Si, estoy bien, no se preocupe alteza.

Mientras inclina la cabeza de reojo, el mayor de los Sukuna, lo mira serio, pero no dice nada más , tampoco es que Yuuji quisiera seguir interactuando con él. Es así que el desayuno termina y ambos emperadores deben dirigirse a la sala del trono.

-Uraume, adelántate iré en seguida, tú también hermano.

Dice el mayor, dando a entender que quería quedarse unos momentos a solas con Yuuji.

-De acuerdo Sukuna sama —se inclina y se retira rápido—.

-Tsch —el menor, lo mira con fastidio—, no te lo cojas, recuerda la promesa.

Ya una vez que se retiran, solo quedan Yuuji y Sukuna, el hombre de cuatro brazos y mirada penetrante, el joven peli rosa juraría que es capaz de ver hasta su alma. En eso el omega nota que tiene un trozo de madera en la cara, dándole un aspecto más intimidante, aunque atractivo.

Semillas De EmperadoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora