Cap#15 Encierro

13 5 0
                                    

Desperté con una patada de Amaia. Mis ojos se sentían pesados, pero me levanté de inmediato con el tremendo golpe que me dio. 

La miré en silencio mientras ella seguía durmiendo cómodamente como si de su cama se tratase. Miree la hora en mi móvil y comprobé que ya iban a ser las ocho.

Amaia se acomodó para seguir durmiendo, su cabello estaba todo regado en la almohada y reposaba boca abajo. Moví la cabeza en forma de negación y sonreí. 

No sé qué me estaba pasando. Claro que yo creía en el amor, pero jamás llegué a pensar que iba a sentir un amor tan grande, y, sobre todo, tan rápido.  

Los hermosos ojos de Amaia me hacían viajar por toda la galaxia viendo como en cada uno de los planetas éramos solo ella y yo. Me hacía bien. Era la primera chica que no me había juzgado y que a pesar de que la lastimé, accedió a perdonarme y conocerme, y ahora es mi novia. 

- Donde estoy? - preguntó cuando se despertó

- En mi cama, en mi habitación, en mi casa.

- Que hora es? - dijo y se sentó de golpe.

- Son las ocho.

- Ay no, debo irme, dijo levantándose de prisa y poniéndose sus zapatillas. 

- Por qué? ¿Pasa algo?

- Debo regresar antes de que se den cuenta que no estoy. Llévame a casa por favor. - dijo con un nudo en la garganta como si fuera a llorar.

- Tranquila, yo te llevo en seguida, pero tranquila, todo está bien.

- No, ya me castigaron una vez por quedarme en casa de una amiga en la noche. Vámonos por favor. - No dije más y me levanté de la cama, no pude ni siquiera ir a lavarme la boca porque Amaia traía mucha prisa. 

En el camino no dije nada, se veía nerviosa y un poco dormida aún.  Opté por poner mi mano en su pierna intentando hacer que dejara de temblar.

- Lo siento, Noah. Mi familia es....

- Tranquila. - le interrumpí. - Yo sé que no todas las familias son perfectas. - Ella sonrió y siguió mirando por la ventana.

- Detente aquí. - soltó de repente.

- Aqui? No hay ninguna casa. 

- Seguiré caminando, no quiero que te vean.

- Pero soy tu....

- Si, y por no creerán que me quedé en tu casa solo a dormir. 

-Buen punto, pues... avísame cuando llegues.

- De acuerdo. - me besó y se bajó del auto.

                                                                                 ~Amaia~

Lo primero que vi al entrar a casa fue a mi madre sentada en el sofá, de espaldas a la puerta, pero se notaba que estaba esperándome.  Caminé hacia la escalera lo mas lento que pude intentando ser invisible pero no lo logré. 

- A donde fuiste anoche? 

- Estaba en casa de una amiga, se hizo tarde y decidí quedarme allá.  Lamento no haber avisado.

- No lo lamentes. - dijo en un tono demasiado tranquilo para parecer real. - Tiene tu amiga un hermano.

- Que? 

- Cain, dijo que te llevó a una casa, y quien te recibió fue una señora, y un joven apuesto. ¿Es tu amiga la señora?

- No, ella estaba adentro.

- Ya deja de mentir! ¡Te conozco!  ¡Eres mi hija!

- Te juro que no miento, su nombre es Emma. - hablé rápido. 

- Sabes? No te creo nada, niña, estas castigada. No saldrás más los fines de semana, no iras a ningún lugar. ¿Me oíste?

- Y de cuando acá te preocupas tanto por mí?

- No estoy preocupada por ti. Estoy asegurándome de que no vuelvas a ver a ese chico y tu boda con Cain siga en pie. 

- Que? ¿De verdad? Pues te dire dos cosas, madre. - dije alzando la voz. - No me casaré con ese idiota. Y dos, él dijo que está enamorado de alguien más. 

- Por eso es que nos aseguraremos de que se enamore. -  dijo con voz de villana y se acercó a mí. - Lo que tu pienses aquí, Amaia Allen, no importa. Tú te vas a enamorar de Cain, y Cain de ti, les guste o no. 

- Te odio! - le grité con furia y subí a mi habitación. Lancé la puerta con furia y mi teléfono se estrelló contra el closet.  Me quité las zapatillas con enojo y sentía como las lágrimas comenzaba a bajar por mis mejillas. ¿Hasta cuándo seguirán con este estúpido plan?

Ya no soy una niña, tengo derecho a elegir lo que quiero y lo que no. Y no quiero seguir viviendo en esta estúpida casa junto a esta miserable familia.

Si mi padre estuviera vivo, nada de esto estuviera pasando. seriamos la misma familia feliz que solíamos ser. Íbamos al parque todos los sábados a ver a Fabian jugar pelota junto a mi padre. Desde las gradas nosotras los apoyábamos, mi madre a favor de Fabian, y Miranda y yo a favor de nuestro padre. Fabian siempre ganaba, era obvio que papá siempre lo dejaría ganar. 

Nosotros cinco éramos la familia más feliz y unida del mundo y eso nadie no los podia quitar. Pero cuando nuestro padre murió, nuestra familia se rompió de tal forma que ahora parecemos extraños. Si hubiera una forma de traerlo a la vida, aunque sea un día, sé que sería suficiente para arreglar este caos.

Y realmente ya no sé qué ni que es peor, si volver a tenerla ebria en bares, o tener a Francis aquí. 

< Te extraño papá, te necesito... ya no sé qué hacer. Me siento tan vacía y tan sola sin ti. >

                                                                                       ~ Noah~

Cuando regresé a casa, me dirigí en seguida al baño para lavarme la boca y darme un baño. Salí y escuché mi celular sonar, fui de prisa pues creí que era Amaia. 

Era Jonathan.

- Hola...

[ Como va todo? Ya mañana es lunes, falta poco para el baile. ¿La tienes? ]

- Si.... de hecho, ya es mi novia. - 

[ Wow, felicidades, Noah, cada día me agradas un poco más. ]

Colgó la llamada. ¿Qué estaba pasándome? ¿Porque sigo con el miedo de perderlos? Los odio, también odio la soledad, pero ya tengo a Amaia, no debo desear nada más. Me estoy arriesgando a perder a mi hermosa Mariposa solo por unos chicos que no tienen corazón. Pero... jamás me humillaría tanto...

{cambio de planes, Amaia, iremos al baile.} 

Ella no me respondió. Creo que era lo mejor, en ese momento me había decidido a seguir el plan. Si ella me ama de verdad me perdonará. Además, solo es una pequeña broma, para reírnos un rato, no creo que se enoje por eso. Todos saben que en el primer baile universitario a alguien se le hace una broma. Debería sentirse privilegiada. No?   

   




                                                                                              





MARIPOSA- La luz de mis ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora