Cap#19 Como se siente el amor

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                                                                                            ~Amaia~

Regresar a casa después de nuestra conversación en la cafetería fue agridulce. El camino de vuelta me dio tiempo para reflexionar sobre todo lo que habíamos hablado. Al llegar, sentí una mezcla de esperanza y cautela. Me descalcé y fui directamente al baño, deseando lavarme el día de encima, pero también queriendo encontrar un momento de tranquilidad.

El agua caliente del baño me envolvió, relajando mis músculos tensos. Cerré los ojos y dejé que el agua fluyera, tratando de aclarar mis pensamientos. La conversación con él había sido intensa, pero había una sinceridad en sus palabras que no podía ignorar. Quizás, solo quizás, esta vez sería diferente.

Después del baño, me puse mi pijama más cómodo y me metí en la cama. La casa estaba en silencio, y la oscuridad me ofrecía un refugio para procesar mis emociones. Me acurruqué bajo las mantas, mirando el techo, mientras mi mente repasaba cada detalle del día.

Pensé en su mirada arrepentida, en cómo sus ojos parecían buscar perdón y redención. Pensé en sus palabras, llenas de promesas y determinación. Pero también pensé en mi propio dolor, en la herida que aún no había sanado del todo. ¿Podría realmente confiar en él de nuevo? ¿Podríamos recuperar lo que habíamos perdido?

Me recordé a mí misma que no tenía que tomar todas las decisiones de una vez. Podíamos ir despacio, construir nuestra relación paso a paso. Recordé cómo sus manos habían temblado ligeramente al tomar las mías, y cómo eso había mostrado su vulnerabilidad y su deseo de arreglar las cosas.

Cerré los ojos, dejando que mis pensamientos se calmaran poco a poco. Sabía que el camino hacia la reconciliación no sería fácil, pero en ese momento, me sentí en paz con la idea de intentarlo. Me permití una pequeña sonrisa antes de quedarme dormida, con la esperanza de que el mañana traería un poco más de claridad y un poco más de curación.

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La luz de la mañana se filtró a través de las cortinas, despertándome lentamente. Me estiré en la cama, sintiendo un leve alivio al recordar la conversación de ayer. Me levanté, decidida a empezar el día con una nueva energía.

En la cocina, el aroma del café recién hecho llenaba el aire. Preparé una taza y me dirigí a la despensa para buscar algo ligero para el desayuno. Opté por un tazón de yogur con frutas y granola, algo saludable y fácil de preparar. Mientras cortaba las fresas, mis pensamientos volvían a la conversación con él. Sus palabras, sus promesas, todo seguía resonando en mi mente.

Me senté a la mesa, disfrutando del desayuno y dejando que la calidez del café me despertara por completo. Necesitaba despejar mi mente y el ejercicio siempre había sido mi mejor aliado para lograrlo. Decidí salir a correr un rato, dejar que el ritmo de mis pasos y la brisa matutina me ayudaran a ordenar mis pensamientos.

Me cambié rápidamente, poniéndome ropa cómoda y mis zapatillas favoritas. Al salir de casa, la fresca brisa de la mañana me recibió con suavidad. Comencé a correr por el vecindario, sintiendo cómo cada paso me ayudaba a liberar la tensión acumulada. El sonido de los pájaros y el murmullo de la ciudad despertándose lentamente me ofrecían una banda sonora tranquilizadora.

A medida que avanzaba, mi mente se fue despejando. Pensé en lo que realmente quería y en lo que necesitaba para sanar. Sabía que el camino por delante no sería fácil, pero estaba dispuesta a intentarlo. El ejercicio no solo fortalecía mi cuerpo, sino que también me daba la claridad mental que tanto necesitaba.

MARIPOSA- La luz de mis ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora