Cap#32: Cuando el Mundo se Detiene

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                                                                                          ~Amaia~

Al otro día desperté con una llamada de Nora. La voz tensa de Nora por teléfono me sacudió desde lo más profundo. La policía estaba en movimiento, buscando a Caín. Un escalofrío recorrió mi espalda mientras asimilaba la noticia. La justicia finalmente se movía a nuestro favor, pero el miedo persistía.

Esa misma mañana, recibí la llamada que tanto esperaba y temía a la vez: Noah había mostrado una leve mejoría. Sin pensarlo dos veces, tomé las llaves del auto de mi hermana y me dirigí al hospital. Cada segundo en el camino era una batalla interna entre la esperanza y el miedo.

El hospital parecía un laberinto de emociones cuando finalmente llegué. Abrí la puerta de su habitación con cautela, encontrándome con su sonrisa débil pero reconfortante. Noah yacía allí, vulnerable en la cama del hospital, pero su mirada irradiaba una calma que me llenó de alivio.

— Amaia —susurró él con voz suave, extendiendo su mano hacia mí.

Me acerqué a él rápidamente, dejando que sus dedos se entrelazaran con los míos. Me sente a su lado en la cama, rodeados por la serenidad del hospital. Aunque su cuerpo estaba frágil, su presencia llenaba la habitación con una fuerza que desafiaba la adversidad que enfrentábamos.

— Noah... —mi voz temblaba, incapaz de contener la mezcla de emociones que inundaban mi corazón.

— Amaia Allen, no todo en el mundo es un caos. Siempre hay una luz de esperanza, y tú eres la mía —comenzó Noah, su tono lleno de determinación mientras sus ojos encontraban los míos con una intensidad que me robaba el aliento.

— Después de todo lo que ha pasado, ¿cómo puedes decir eso? —pregunté, mis ojos buscando respuestas en los suyos.

— Porque en los momentos más oscuros, es cuando la luz de tu amor brilla más fuerte —respondió Noah con sinceridad, acariciando mi mano con la suya como si fuera la única conexión que importara en ese momento.

— Noah, yo... —las palabras se atascaron en mi garganta, incapaz de expresar todo lo que sentía.

— Si te vieras como te veo yo... jamás volverías a dudar —continuó Noah, su voz llena de convicción mientras nuestras miradas compartían un entendimiento profundo.

Me encontré perdiéndome en sus ojos, en el amor y la fuerza que compartíamos, en la promesa de un futuro incierto pero juntos.

— Porque tú, Mariposa, eres la luz de mis ojos —concluyó Noah, sus palabras resonando en el silencio de la habitación como un juramento sagrado.

Me quede en silencio unos momentos después de que Noah terminara de hablar. Sus palabras resonaban en mi mente como un eco de despedida. Un nudo se formó en mi garganta mientras observaba sus ojos, intentando capturar cada matiz de su expresión. "No todo en el mundo es un caos, siempre hay una luz de esperanza; y tú, Amaia Allen, eres la mía", me dijo él con una serenidad que parecía pesarosa. Cada palabra cariñosa sonaba como una melodía triste que amenazaba con desvanecerse. Senti que las palabras de Noah eran más que una declaración de amor; parecían un adiós anticipado, lleno de resignación y afecto.

Las palabras de despedida de Noah resonaban en mi mente como un eco persistente mientras salía de la habitación para tomar aire. Me sentía abrumada por una mezcla de emociones: tristeza por sus palabras que parecían premonitorias, miedo por lo incierto del futuro y un amor profundo que se aferraba a la esperanza.

Caminé por los largos pasillos del hospital, tratando de encontrar consuelo en el silencio interrumpido solo por el murmullo de las máquinas y el paso apresurado del personal médico. Mis pasos se dirigieron automáticamente hacia un banco solitario que vislumbré a lo lejos. Al sentarme, un dolor agudo atravesó mi pecho, como si mi corazón intentara anticipar lo inevitable.

MARIPOSA- La luz de mis ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora