¿Eres tú?

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George se encontraba paseando por el paddock de Mercedes, mientras traía consigo una botella de agua, pues el calor estaba demasiado fuerte, mientras caminaba tarareaba una canción y se encontraba con varios mecánicos a los cuales saludaba y demás. Caminaba tranquilamente sin darse cuenta de que alguien lo veía detenidamente y sonreía por cualquier acción que esté hacia, hasta que alguien se acercó tocando su hombro.

-hola George- saludo el de piel morena.

-ouh hola Lewis- sonrió el británico y se sonrojo levemente.

-¿cómo estás?, ¿que has estado haciendo últimamente?- pregunto el mayor.

-bien, ¿y tú?, nada interesante, apenas me encontré con los chicos, y estuvimos platicando un rato y se quedaron en casa, ya sabes cómo dicen ellos "es una casa demasiado grande para una persona"- río levemente. -¿tú que has hecho?-.

-me alegra saber que estás bien, yo también lo estoy, gracias pequeño- sonrió, pero hizo una mueca de tristeza y suspiro al saber que el menor casi toda su vida estuvo solo, hasta que Toto. -tienen razón, me alegra que te hicieran compañía- asintió sonriendo.

-si, ellos saben cómo animarme y hacerme sentir seguro- sonrio.

Empezaron a caminar por el paddock mientras pláticaban cosas al azar y reían de cualquier comentario, por ratos sus manos rozaban una con la otra, algo que a los dos les hacía sentir nerviosos, un poco más a George, pues el toque del mayor era demasiado cálido y esto le hacía sonrojarse levemente.

-¿ya comiste?- pregunto el mayor, a lo que el menor negó. -¿quieres ir a comer?- pregunto.

-me encantaría- sonrió.

Fueron en busca del auto del mayor, donde los dos subieron y fueron en busca por algo de comer, llegaron a una cafetería cercana, donde entraron y buscaron una mesa vacía donde poder sentarse, al hacer esto, alguien llegó y les atendió brindándoles la carta, donde ordenaron, mientras esperaban su orden, siguieron platicando un rato más hasta que llegó la comida. Después de esto pidieron algo más para beber, pidiendo un café cada uno, pero Lewis lo pidió caliente y George frío, algo que los diferenciaba, algo que los hacía únicos.

-¿haci que te gusta el café frío?- pregunto el mayor con cierto curiosidad.

-si, me encanta el sabor del café en esa temperatura, y a veces los pequeños trozos de hielo que quedan y puedes masticar, la crema que le suelen poner al principio del café y también suelen ponerle chispas de chocolate, sabe demasiado bueno- Lewis sonrió ante la conversación, le gustaba ver y escuchar a George hablar de lo que más le gustaba, le parecía lindo y tierno, el como es que se expresaba por las cosas que le gustaban.

-¿me recomiendas probarlo?-.

-claro, es una excelente mezcla de café, sus temperatura para mí es perfecta- río avergonzado por lo que dijo. -discupa por hablarte de esto, no era mi intención contarte de algo sin importancia, solo son mis gustos, algo que no importa saber- George agachó la mirada y suspiro triste.

-hey! claro que no George, me gusta escucharte hablar de las cosas que te gustan, el como te expresas de ellas- vio que el menor aún no alzaba su rostro. -pequeño mírame, por favor- el mayor dijo casi suplicante y al ver qué no hacía caso, tomo del mentón con cierto cuidado al chico y alzó el rostro de este. -mirame, me encanta escucharte, no debes por qué sentirte mal y decir que son solo cosas sin importancia, a mí me gusta escucharte George, no me pidas perdón, amaría escucharte toda la vida, toda- sonrió.

George sentía que sus mejillas ardían, un sonrojo nuevo aparecía en su rostro, algo que le pareció muy lindo a Lewis, no esperaba lo que el mayor le diría, pues las personas con las que estuvo anteriormente siempre lo callaban, pues le decían que eran cosas sin importancia, que lo mejor era que se quedara callado en su lugar, algo que le dolía, aunque con el mayor no tenía ese tipo de relación, con el se sentía seguro y podía hablar libremente de lo que le gustaba.

𝘐𝘛'𝘚 𝘠𝘖𝘜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora