IX

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𝙽𝚊𝚛𝚛𝚊 𝙻𝚞𝚗𝚊:

Otra vez me llegó un mensaje del ruludo contándome su experiencia por las alfombras rojas como si me importara. Mentira, capaz un poco suena interesante, pero que pibe eh, me tiene que estar mandando mensaje de instagram cada minuto.

Había pasado una semana desde que se había ido y desde que había visto la película más triste de mí vida. Hijo de puta el que hizo esa peli tan bien.

Uno de los del cast me había empezado a seguir y me sentí famosa por unos segundos. Era amigo de Blas, un tal Juani Caruso.

Pero yo seguía esperando el seguimiento de Matías Recalt, dios mio que bombón. El día que me siga por cualquier red social yo me muero muerta.

—Deja el celu che— me dijo Benja mientras servía un pedido que nos habían echo por pedido ya.

Le hice caso y dejé mí celular a un costado, total Blas no paraba de mandarme mensajes, podía esperar.

Subí el volumen del tele cuando vi una alfombra roja de España con algunos de el cast de la sociedad de la nieve. Ahí estaba Blas, hace unos minutos me había mandado mensaje de que en cualquier momento salía al aire y que estaba muy nervioso. Parece que todavía no salía porque me estaba reventando el celular de notificaciones.

Había unas cuantas personas famosas que habían ido a ver la película en cines junto a el cast. Era más un cine que un alfombra roja en realidad.

Cuando por fin veo a Blas salir en la alfombra junto a otros de sus compañeros, solté una risa nasal por el traje que tenía puesto. Me sigue sorprendiendo el estilo de mierda que tiene. Ya se que él no lo eligió, pero hermano, te odian si te ponen eso para una alfombra roja.

—¿Que tiene puesto el boludo ese? ¿Una cortina?— dijo Benja mirando el tele también.

—El boludo ese está en una alfombra roja, no como nosotros que seguimos sirviendo helado siendo más grandes que él— Benja me dio la razón y se sentó al lado mío para seguir mirando la tele.

Yo aproveché su distracción para agarrar mí celular y ver algunos mensajes de Blas. Le respondí pero sabía que no los vería hasta que pudiera. Era como un nene nervioso por entrar al jardín el primer día.

Miré una notificación que me acababa de llegar al celu. Una prima lejana de Italia que no me hablaba desde hace años, y que tampoco me caía de lo mejor, me había mandado un mensaje de WhatsApp.

Abrí el chat y la última vez que habíamos hablado fue en 2017. La saludé y esperé a que terminara de escribir.

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Chiara Bondido

Ciao cugino!!  (hola prima!!)

Come stai? (Cómo estás?)
16:45pm

Ciao cugino (hola prima)

Molto bene tu? (Muy bien, tu?)
16:45pm

Eccellente, guarda, posso chiamarti? (Excelente, mira, puedo llamarte?)
16:46pm

Ovviamente (Por supuesto)
16:46pm

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Me bajé de mí silla y fui hasta el cuartito con la mirada de Benja posada en mí espalda. Cerré la puerta y contesté la llamada de mí prima, pudiendo recordar su voz otra vez, y desbloqueando mí idioma natal, cosa que extrañaba.

—¿Irte a España? Estás loca.

—Sabia que ibas a reaccionar así. ¡Es mí oportunidad, Benja!— dije elevando el tono de voz—. Tiene dos becas, ¡Gratis!

—¿Que sabes que es verdad?— me dijo cruzándose de brazos.

—Es mí prima Benja...

—Prima con la que no tenés contacto hace como ocho años, Luna.

—No me ayudes si no querés, pero yo voy a ir a España por esa beca no me importa que no quieras— dije tomando mí celular, dispuesta de contárselo a Blas.

—Tus papás te van a matar— me siguió insultando el rubio pecoso mientras movía el pie nervioso.

—No se van a enterar. Además, mejor si me voy aún más lejos.

—En realidad, España queda más cerca de Italia que Argentina...

—Callate ñoño. ¿Me vas a ayudar?

Benja lo pensó por unos instantes, yo levanté la mirada de mí celular esperando una respuesta de parte suya. Se rascó la nuca y dijo:

—Bue, si, pero no te pienso prestar plata— me colgué de su cuello abrazándolo con una sonrisa en el rostro y su cara se sonrojó.

—Le voy a decir a Blas— la sonrisa de su rostro de borró por completo al escuchar el nombre de tal chico—. Y si, es la única persona que conozco que va a estar allá el tiempo que yo también voy a estar. Mí prima me da la beca y se vuelva a Italia a los dos días.

Escribí rápido en el teclado mientras una sonrisa se escapaba por mí rostro.

Por fin lograría irme de acá y conocer otro país para poder estudiar lo que más anhelo desde que tengo uso de memoria. Todavía no caía, necesitaba ordenar muchas cosas en mí cabeza y también tener en cuenta cosas que nunca había echo, ¿iba a ser difícil? Si, ¿Iba a valer la pena? Obvio.






































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𝚁𝚞𝚕𝚘𝚜 || 𝙱𝚕𝚊𝚜 𝙿𝚘𝚕𝚒𝚍𝚘𝚛𝚒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora