XIV

389 36 0
                                    

𝙽𝚊𝚛𝚛𝚊𝚍𝚘𝚛 𝚘𝚖𝚗𝚒𝚜𝚌𝚒𝚎𝚗𝚝𝚎:

Bajaron hacia la playa corriendo mientras que la arena les quemaba los pies. Algunos fueron directo al mar mientras que los otros tendían una manta en la arena y se acomodaban.

Juani, Luna y Andy fueron corriendo al mar y se salpicaban con el agua hasta que los tres se tiraron de panza al agua más o menos fría.

Sus cabezas salieron a la superficie pudiendo recuperar el aire y sus sonrisas se desvanecieron cuando una ola los hundió de sorpresa a los tres bajo el agua.

Los otros chicos no tardaron en sacarse las remeras y meterse junto a ellos. Rieron, se ahogaron, tragaron agua, gritaron y nadaron hasta más no poder. De a poco se fueron yendo la mayoría, quedando Luna y Juani ahogándose en el agua.

Los demás fueron a comer algo de lo que habían traído para pasar la tarde ahí. Abrieron un paquete de galletas oreo y miraron el mar disfrutando la vista.

—Che, ¿Esos dos se pusieron protector solar?— los chicos negaron con la cabeza—. Van a terminar hechos asado.

El sol pegaba muy fuerte y ellos dos jugaban en el agua sin problema alguno, pero al día siguiente se quejaran del dolor que les ocasionó no ponerse protector solar.

—Les voy a ir a avisar— dijo Pipe y tomó el protector solar y dos toallas.

—Te acompaño— dijo Andy y juntos caminaron devuelta hasta el mar salado.

Mientras, Blas y Agus se quedaron solos abajo de la sombrilla, cada uno revisando su celular y comiendo galletas.

Agus escribía muy rápido en su celular. Estaba sentando en forma de indio mientas miraba su celular. Blas, de curioso, dejó su celular a un lado para poder echar un vistazo al celu de su amigo.

Se encontró con un chat abierto con varios mensajes, no llegó a identificar de quién se trataba por su foto de perfil, pero el nombre lo desconcertó por completo.

Era el nombre de una mujer que él desconocía pero estaba agendado con emojis de corazones. Se acercó un poco ma evitando ser muy obvio y alcanzó a leer solamente mensajes de muy buenos tratos y con distintos apodos amorosos.

Volvió a acomodarse en su lugar con un deje de enojo en su cuerpo.

Agus y Luna habían mantenido una especie de relación más allá de la amistad, y ya eso a Blas le molestaba. Pero nunca había entendido el por qué.

Blas intentó evitar de mil maneras que Luna terminara enganchada con Agus, porque él sabía la mala reputación que tenía con las chicas.

Los pocos códigos que tiene Agus como amigo, los tiró a la basura y sin escuchar las advertencias de Blas sobre Luna, se la chamuyó hasta poder tenerla en sus manos.

Desde hace tiempo que los mensajes en su celular reventaban el dispositivo. Él metía la escusa de que solo eran las fans por la película, pero Blas parece haber descubierto la verdad detrás de eso.

Mordió su labio mientras siguió pensando en si debería enfrentar a Agus, o que Luna se encargue de él.

Era ahora o nunca. Tenía que hablar con Agus y decirle que pare todo tipo de daño que pudiera hacerle a Luna con lo que está haciendo.

—¿Con quién hablas?— le preguntó haciéndose el boludo mientras Agus no despegaba la mirada del celular.

—Una amiga.

Ah— dijo Blas y se acomodó en su lugar mientras ambos hicieron contacto visual—. La tratas re bien como para ser tu amiga.

—¿Estabas viendo mis mensajes?

—Si, y Luna no tendría problema de verlos.

Agus apagó el celular y con molestia siguió hablando con Blas.

—Dale, me vas a decir que la boludita esa va a ver algo— dijo y soltó una risita.

Blas se puso rojo de la furia.

—Luna no es ninguna boluda, Agustín. En cuanto se de cuenta de lo que haces te puede matar de una trompada— el castaño no dio bola y siguió con su celular.

Se escuchaba como el grupo de amigos volvía junto a ellos dos.

—Te lo advierto— dijo Blas en un tono más bajo y su amigo volteo a verlo—. Si seguís con esto, él que te va a meter una trompada voy a ser yo.

—Volvimos, como tomates, pero volvimos— dijo Luna con una toalla envuelta al rededor de sus hombros y sentándose al lado de Agustín.

Este puso su mano en el muslo de la chica aún mirando a Blas.

—¿Trajimos para tomar?— preguntó Juani.

—Con el agua de mar que tragaste debe ser suficiente, Juani— respondió Luna y todos rieron, menos aquellos dos que parecían seguir en un duelo de miradas que decían más que mil palabras.






































☪

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝚁𝚞𝚕𝚘𝚜 || 𝙱𝚕𝚊𝚜 𝙿𝚘𝚕𝚒𝚍𝚘𝚛𝚒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora