XVI

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𝙽𝚊𝚛𝚛𝚊 𝙻𝚞𝚗𝚊:

Habíamos salido a comer con los chicos algo rico para poder conocer un poco más, ya que las pocas veces que habíamos salido habían sido a los mismos lugares.

Teníamos ganas de comer pastas, además de que era viernes y según Blas ese día se comen pastas, así que le hicimos caso.

El mejor restaurante de pasta de la zona estaba ubicado frente nuestro. Abrimos la puerta y entramos. Nuestras fosas nasales se invadieron de rico olor. Distintas salsas, harinas y bebidas.

Nos sentamos en una mesa para varias personas. Esperamos a que nos atiendan y eso hicieron apenas nos sentamos. Diez de diez los servicios de España.

—Me revientan el celular— dijo Blas viendo los mensajes de instagram de las fans de la peli.

Juani, que estaba a su lado, se acercó un poco para poder ver todas las notificaciones.

—No sé, yo ya me hice un canal de difusión en instagram— dijo este.

—No, no, pero en tiktok son más— siguió hablando Blas mientras dejaba el celular en la mesa y hacia una cara rara.

Yo reí por su mueca. Voltee a ver a Agus pero estaba concentrado encubriendo en su celular. Según él eran las fans.

Cuando intenté ver algo, apagó su celular y se unió a la conversación como si nada. Sentí su mano apretar mí muslo debajo de la mesa y yo miré para otro lado.

—El otro día, una fan subió una foto que me saqué con ella a Twitter. No les explico lo mal que salgo en esa foto— Pipe agarró su celular y busco dicha foto para luego mostrarla.

Todos en la mesa reímos cuando vimos la cara de Pipe en la foto.

—Eran las siete de la mañana, entiendan.

—No se compara con esta que me sacaron la otra vez— dijo Juani y a continuación mostró una foto de él en la calle. Nosotros reímos otra vez.

Pasaron los minutos y nos trajeron la comida a cada uno.

Agarré mí tenedor y empecé a comer los ñoquis de papa, estaban ricasos, pero Agus todavía no había probado su lasaña, se había pegado al celular otra vez.

Era como un nene chiquito cuando le dabas el celular para jugar los jueguitos pero no podías sacárselo más.

A mi izquierda, Blas intentaba sacarme tema de conversación, pero yo no podía no tener curiosidad por Agustín.

—¿Cómo te va en la facu?— me preguntó mientras absorbía por su boca unos tallarines.

—Re bien— dije con una sonrisa rápida y miré otra vez aburrida mi plato.

Blas a mí lado suspiró y volvió a hacerme una pregunta, a lo que yo le respondí desinteresada otra vez. La única persona con la que tengo ganas de hablar está en otra con el celular.

—Voy al baño— dijo Agus una vez que todos terminamos de comer. Se levantó de la mesa y se fue para el baño.

Yo vi toda su trayectoria hasta la puerta del baño, y cuando desapareció, me di cuenta de lo imbécil que fui al haberla pasado tan mal esta noche por su culpa.

No la había disfrutado ni un poco por el boludo ese, prefería su atención antes que la de mis amigos. Que blanda por dios.

Tomé un sorbo de coca de mí vaso y tire mí espalda en la silla. Jugué con mis manos aburrida mientras los chicos hablaban de algo que no entendía por completo.

Algo cerca mío vibró y levanté la cabeza. Fue el celular de Agus y después vibró otra vez.

Me tenía podrida su actitud, así que hice lo que no le haría a nadie, pero levanté el celular para poder ver las notificaciones. Las tenía ocultas pero llegué a ver el nombre del chat.

Lo dejé devuelta en su lugar cuando escuché la puerta del baño abrirse. Forro de mierda, se hace el lindo caminando hasta la mesa mientras me tira una sonrisa. Primero, te la pasas con el celular toda la cena, segundo, tenés ocultadas la notificaciones en tu celular, y tercero, te sentas al lado mío con esa cara hermosa que tenés hijo de puta.

Estoy para bardearlo de pieza a cabeza, pero no acá, no daba. De que me sirve explotar con Agustín enfrente de los chicos sabiendo que ellos ya lo odian por la reputación del pibe.

Miré a Blas a mí lado. Siempre me lo dijo, siempre fui advertida por él y yo no le di ni cinco de pelota. Nunca fui tan pelotuda en mí vida.

Por primera vez desde que conozco a Blas que tengo ganas de agradecerle y pedirle perdón. Pero no ahora, el momento ya vendrá. Así como vendrá el momento para matar al pibe que tengo a mí derecha.







































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𝚁𝚞𝚕𝚘𝚜 || 𝙱𝚕𝚊𝚜 𝙿𝚘𝚕𝚒𝚍𝚘𝚛𝚒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora