Capitulo 13. Acaricia una verdad.

94 20 16
                                    

Daniel.

- No hay nada. Fue muy difícil entrar a esa computadora, esa mujer tiene llena de códigos y encriptado toda la información, pero aún así, no hay nada sobre la junta o sobre los informes y toda la info contable. - me dice Jorge mientras me muestra todas las capturas de pantalla.- Ella sabe de programación, sabe lo que está haciendo y no por un minuto se pudo activar el espía que le puse a la memoria. Ella tiene incluso inhabilitados los puertos USB.

Quiero estar molesto.
Quiero de verdad estar bastante molesto, pero no lo estoy. Estoy orgulloso de ella. Ésta mujer es una genio no solo de las finanzas, también de la informática.

Ella va a ser mi perdición. Por qué tenga tantas ganas de besarla de nuevo, quiero su cuerpo sobre el mío, quiero darle unas buenas nalgadas por ser una mujer exasperante, pero a si vez, quiero alabarla por ser así de meticulosa e inteligente.

Nadie se había puesto al tu por tú conmigo, y mucho menos, alguien me había dado tanta batalla como ella lo está haciendo.

Y quiero... Tantas cosas quiero hacerle.

Nunca pensé que caería por una mujer.

Nunca había caído por una mujer.

No había existido la persona que me despertara lo que ella despierta en mi. Y solo la he visto pocas veces.

Pero a pesar de que ella tiene un efecto así de fuerte, no quiero que siga en la empresa.

Ella es un peligro para Ecomoda, por qué, aún que no sé que es lo que pretende hacer con la empresa, lo presiento. Quiere llevarnos a la ruina, quiere que Armando sea el que tome las decisiones, que sea él quien haga todo por salvar a Ecomoda, pero en realidad la hundirá más y más, hasta que ya no quede nada.

Y ¿cómo lo sé? Por qué es exactamente lo que yo haría.

Dios. Amo ese cerebro maquiavélico que tiene. Amo esa capacidad suya de pasar desapercibida para todo el mundo. Amo la batalla que me da sin siquiera intentarlo.

- Daniel, también encontré otra cosa al entrar en la red de Ecomoda. - dice Jorge mientras me siento en uno de los sillones que hay en su despacho.

- Espero que sea algo que Armando guarde. - digo un poco frustrado.

- Pues bueno, está esto.

Jorge me enseña la pantalla de una de sus computadoras y veo una cámara grabando directamente a Beatriz, otra que está en la entrada de la oficina de Armando, que enfoca al sillón y otras cámaras más, que abarcan cada rincón de esa oficina. No hay puntos ciegos en la oficina de Armando; pero en la oficina de Betty, solo hay dos. Una que la enfoca de frente y otra que da directamente a la puerta.

¿Por qué está tan vigilada esa oficina?

¿Por qué Armando puso todo eso ahí?

- ¿Eso es en tiempo real? - pregunto.

- Sí, pero también hay grabaciones guardadas en la nube.- dice Jorge. - hay muchas horas de grabación, casi lo equivalente a dos años.

- Solo quiero saber que pasó hace ocho meses. - le digo.- ¿Puedes acceder a esa información?

- Claro. Pero me tomará algún tiempo buscar y encontrar todos los videos que hay. Será mejor que haga una copia de seguridad de lo que ya hay. - dice Jorge más para él mismo que para mí.

- Gracias Jorge, hoy mismo te transfiero la cantidad que acordamos. - le digo dándole un apretón en el hombro mientras me levanto para irme.- En cuanto encuentres algo importante, me lo haces saber.

- Claro, no hay problema Daniel.

- Jorge, esas cámaras, ¿crees que pueda ver la transmisión desde mi teléfono también? - pregunto casi con un pie fuera de esa oficina.

- Sin problema, solo préstame tú teléfono y hago el enlace.

Veamos que es lo que Beatriz hace en un día en Ecomoda.

Me siento como un pervertido al invadir así si privacidad, pero al mismo tiempo, se siento como si la estuviera cuidando de Armando.

Tal vez si sea un enfermo después de todo.


La venganza de Beatriz Donde viven las historias. Descúbrelo ahora