Capítulo especial

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Con la música del salón, mis pensamientos apenas podían escucharse en mi cabeza, cada cierto tiempo su nombre aparecía y automáticamente mi vista se posaba en ella, una joven con un vestido rosa muy sencillo y un ramo de flores en las manos que miraba a la pareja principal bailar en la pista del centro del lugar.

Quizás estuviera exagerando al decir que me costaba reconocerla, pues nos habíamos visto hacía solo un par de meses; pero desde esa llamada, no habíamos vuelto a entablar palabra entre nosotros, y eso solo provocó que el tiempo se volviera eterno. Al menos para mí.

El flash de una cámara me sacó de mis pensamientos, ahí parado, al otro lado de la mesa redonda y elegante en la que estaba, había un joven. Vestía relativamente formal, con una camisa blanca, pantalón negro y unos tirantes rojos muy llamativos. Era de tez morena y su cabello enrulado estaba bastante bien peinado; pero lo que realmente resaltaba de él, era la cámara que colgaba de su cuello, y con la que había sacado la foto.

—Y... listo —exclamó con una sonrisa satisfactoria —. Si, definitivamente son como dos gotas de agua.

Aclaré mi garganta de forma evidente para llamar su atención, funcionó, pues al notarme el joven se acercó hacia mí y de un modo muy amistoso (para mi gusto demasiado) se sentó junto a mí en la mesa.

—¿Cómo salió?

—¿Eh?

—La foto que acabas de tomar sin mi permiso —le aclaré.

—Oh, lo siento, pero me recordaste a un amigo y no pude evitarlo —dijo mientras me la enseñaba.

—¿Me parezco a él?

—En realidad no, pero tu cara deprimida y tu seño fruncido son idénticos a los de él... ¡Sí ese mismo!

—Ahh, creo que lo tomaré como un cumplido. No tengo intenciones de arruinar la boda de mi hermana —gruñí dándole la espalda.

—Oh, eres el hermano de la novia ¿verdad? —dijo cambiando de asiento volviendo a estar frente a mí.

—Y tú, supongo que eres el fotógrafo ¿verdad?

—Casi, soy el ayudante. Aunque pronto seré un profesional.

El joven parecía realmente alegre y de buen humor, era un poco extraño a mi parecer... «No, él no es extraño, yo lo soy» rectifiqué. Estaba en la boda de mi hermana, había vuelto a mi pueblo natal después de un tiempo y pude reencontrarme con varias personas que no había visto desde hacía tiempo. Y aun así era el único que no estaba disfrutando la fiesta, todo por una absurda discusión.

—Bueno, ¿vas a contarme o no? —habló el chico que todavía seguía al lado mío.

—¿Qué cosa?

—La razón de tu cara larga por supuesto. Definitivamente debe haber una historia detrás. Y apuesto a que es muy entretenida.

El joven, que esperaba ansioso mi relato, no cedió a mis negativas, por lo que no me quedó de otra que seguirle la corriente. De igual manera no tenía mucho que hacer y hablar sobre eso podría esclarecer mis pensamientos.

—A ver... supongo que todo inició ese día.

 supongo que todo inició ese día

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El misterio de LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora