DGI | ❝Me rio por dentro para que así puedas brillar en la oscuridad❞
A Neera se le ha dado una tarea:
•Proteger a su pequeño medio hermano, aquel rubio de apellido Jackson.
Percy Jackson Fanfic's
Percy Jackson x Oc Female
● Kriss-sama
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╭══════•>✾<•══════╮ 023: UN GRITO DE DESESPERACIÓN ╰══════•>✾<•══════╯
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Neera Shaw
El frío se apoderó de mi pecho cuando vi a Percy sentado en el trono de Hefesto. Todo había pasado tan rápido: un momento estaba a punto de sentarme yo, y al siguiente, una poderosa corriente de agua me había lanzado lejos, dejándome sin aliento y con el cuerpo dolorido.
Me di cuenta demasiado tarde que Percy había tomado mi lugar.
Cuando me levanté del suelo, tosiendo y tratando de recuperar el aliento, vi cómo la transformación comenzaba a extenderse por su cuerpo. Su piel adquiría un brillo dorado y sus músculos se endurecían lentamente. Annabeth corría hacia él, gritando su nombre, pero yo estaba paralizada, incapaz de moverme, incapaz de procesar lo que estaba ocurriendo.
El miedo me invadió, un miedo tan profundo y visceral que sentí como si me estuviera ahogando. Mis pensamientos se desbordaban, cada uno más aterrador que el anterior. ¿Y si no podíamos revertir esto? ¿Y si Percy se quedaba así para siempre? La idea de perderlo me golpeó como una ola, dejándome tambaleante y sin aire.
—¡Percy!—gritó Annabeth con su voz quebrada por la desesperación.
Me obligué a moverme, mis piernas temblando mientras me acercaba al trono. Cada paso se sentía como una eternidad, mis ojos fijos en Percy mientras su transformación continuaba. El dorado ya había alcanzado su cintura, y podía ver la lucha en sus ojos, el terror reflejado en su mirada.
—No...—susurró, apenas audible.
La ansiedad se apoderó de mí, una presión aplastante en mi pecho que dificultaba la respiración. Cada latido de mi corazón era un martillazo en mis costillas, y mis manos temblaban incontrolablemente. No podía perder a Percy, no después de todo lo que habíamos pasado, de todo lo que le había prometido a su madre. Pero cada segundo que pasaba lo acercaba más a ser una estatua de oro, un monumento a nuestro fracaso.
