DGI | ❝Me rio por dentro para que así puedas brillar en la oscuridad❞
A Neera se le ha dado una tarea:
•Proteger a su pequeño medio hermano, aquel rubio de apellido Jackson.
Percy Jackson Fanfic's
Percy Jackson x Oc Female
● Kriss-sama
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╭══════•>✾<•══════╮ 015: LA IMPERTINENTE OFRENDA DE NEERA ╰══════•>✾<•══════╯
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Neera Shaw
Era irritante ver como los semidioses morían a manos de otros dioses solo por la disputa o descontentos que había en el Olimpo. Era molesto e insoportable como nosotros pasábamos penurias por ser sus hijos cuando ni siquiera nosotros habíamos pedido ser creados o concebidos. ¿Es acaso que el rol de los padres no era cuidar de sus hijos y hacer un mundo apto para ellos? Mi madre lo había intentado. ¿Pero que había hecho Poseidón? Nada. Solo me ponía en peligro una y otra y otra vez.
—Estoy cansada de ser solo una ficha en el tablero de los dioses—respondí con determinación, saliendo de mi escondite y enfrentándome a Medusa con los ojos cerrados y con mi espada en mano. Escuchando como Percy exclamaba mi nombre. Podría parecer valiente, pero por dentro, mis piernas temblaban de miedo y mis manos estaban frías como el hielo. Era la misma sensación que tenía en mis sueños—. Estoy harta de que nos vean como títeres de los dioses, como simples peones en su ridículo juego divino. Pero adivina qué, Medusa, no somos sus títeres. Somos personas con libre albedrío, con la capacidad de tomar nuestras propias decisiones y forjar nuestro propio destino.
No podía mirarla, pero estaba segura de que Medusa me observó con sorpresa antes de esbozar una sonrisa burlona.
—Oh, parece que tenemos una valiente entre nosotros. ¿Qué piensas hacer, pequeña?
—Me caías bien. Pero después decir la tontería de que nosotros tenemos que ser la lección de nuestros padres, me perdiste—respondí, tratando de mantener la calma a pesar de mi corazón latía mil pulsaciones por hora.
Pude sentir que Medusa se acercó lentamente hacia mí. La probabilidad de que abriera los ojos y me convierta en piedra era muy alta. La única manera que tenía de sobrevivir era utilizar muy bien mis oídos.
—Te advierto que no te acerques más—dije, meneando mi espada de un lado a otro.
La gorgona soltó una carcajada, pero no retrocedió. En su lugar, extendió la mano hacia mí, y en un instante, sentí una presión en mi cabeza, como si estuviera tratando de penetrar en mis pensamientos.
