Remordimiento

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Seguimos fumando cigarrillos a solas, en cuanto comenzaba a sentirme más consciente volvía al mismo estado. Max no decía nada, no sabía lo que pasaba por su mente, a veces me lo preguntaba. Miraba el horizonte como si pensara en algo, en un secreto, en algo que nadie más debía saber. Sólo había visto esa clase de mirada una vez antes, en Tom. Sus ojos me intrigaban, deseaba seguirlo, aunque no sabía por qué. Había algo en él.

Pronto detuvo su meditación y se giro hacia mi para decirme algo.

- Vamos, ven conmigo – Me jalo del brazo y ambos nos levantamos, caminamos por las calles y el sol ya comenzaba a ponerse, la vista era hermosa, de alguna forma me sentía arrobado, es como si todo fuera tan nuevo y especial

Nos dirigimos hasta una Van algo destartalada, estaba oculta en un terreno lleno de pinos. Max sacó una llave y abrió, al entrar todo olía a él, era como si Max se hubiera amplificado. Los trastes estaban sucios, había botellas de vodka y whisky en el suelo, y algunas sin abrir. El lugar no era tan malo, sólo un poco pequeño. A lado de su cama había un buró, y una bolsa de marihuana abierta, entré y Max cerró la puerta.

- Así que aquí vives – mencioné

- No es lujoso, pero es algo

- ¿Y cómo lo pagas?

- Trabajo, tengo un trabajo en una maderería cerca de aquí, de medio tiempo. No siempre estoy drogado – pronunció con sarcasmo

- Sí, claro. No podía ser

- ¿Quieres algo de beber? – dijo mientras abría el refrigerado – Tengo... whisky, leche caducada y... agua

- Agua está bien por favor – seguido de esto me lleno un vaso, y él tomó un poco de whisky

- ¿Trabajas en algo? – me preguntó

- No por ahora

- ¿Vives con tus padres?

- Con mi madre, mis padres se divorciaron - pronuncié - ¿Y tus padres?

- No me gusta hablar de mí, dime más sobre ti – dijo mientras se llevaba el whisky a la boca

- Mi madre se embriaga la mayor parte del tiempo, y ahora tiene un novio que es asqueroso, no me gusta estar en mi casa

- Puedes venir aquí si quieres, normalmente me falta compañía

- Pensé que tenías un novio

- Sí, pero ahora mismo está de intercambio. Aunque no lo creas, mi novio es más aplicado que yo

- Ya veo. ¿Y cómo se llama? ¿Cómo es él?

- ¿Celoso? – subió una ceja, y luego busco en su celular – Es él, pronunció mientras me mostraba la fotografía de un chico castaño que parecía bastante normal

- Oh, es lindo

- Se llama Andy

- Ya veo... ¿Por qué lo engañas? ¿No lo amas?

- Lo amo, pero creo que me gusta mi libertad

Me senté al borde de la cama, algo me remordía en la consciencia, esto no estaba bien, sentí un gran dolor subir a mi pecho, quise levantarme e irme, necesitaba huir de la cueva del león. Pero él se acerco a mi como intuyendo, beso mi mejilla y luego susurro a mi oído.

- Por favor, no pienses en eso – comenzó a besar mi cara y tocar mis manos, sentí una especie de asco mezclado con deseo, tenía nauseas. – Somos tú y yo ahora, nadie más en este rincón del mundo – me inclinó hacia la cama y comenzó a besarme con más fuerza, yo intenté resistirme, sentí la nausea subir por mi garganta y lo empujé, luego vomité en el suelo

- Creo que fumaste demasiada hierba

- Lo siento, en verdad, no quería – tenía los ojos llorosos, él se dirigió a la cocina y tiro un trapo mojado sobre el vómito – Lo limpiaré – dije mientras recogía el trapo y lo llevaba a lavar con jabón y agua

- Cielos – parecía molesto

Una vez que termine de limpiar, tome mi mochila– Lo siento, debo irme, esto no está bien – salí de inmediato, y él ni siquieraintento detenerme

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