CAPÍTULO 39

155 9 8
                                    

11 de diciembre, 1790D de la G.B

Querido diario,

Mi padre se ha recuperado con éxito. En tan solo tres días, estaba de nuevo en pie, listo para su próxima misión. Desde ese momento, mi relación con Cynthia ha experimentado cambios. Aunque no diría que nos llevamos de maravilla, al menos ahora no intenta provocarme ni busca maneras de hacer que madre me castigue. Simplemente me deja en paz y, a veces, incluso surge una conversación ocasional durante nuestras misiones. Todavía me cuesta acostumbrarme a no recibir miradas asesinas cada vez que nos cruzamos.

Por otra parte, creo que estoy recuperando mi memoria. Eso o me estoy volviendo completamente esquizofrénica. Todo se ha magnificado desde que me encontré con ese chico en la fiesta, el hermano de Hunter. Al verlo creo que mi mente hizo una especie de ¡clic!

Cada noche, me despierto de pesadillas sudorosas y llenas de lágrimas. Un dolor profundo me invade sin entender su origen.

Durante el día, sigo sintiéndome apagada, como si estuviera atrapada en una jaula.

En mis sueños, experimento visiones que aún no puedo discernir si son producto de mi imaginación o recuerdos reprimidos de Hylare. Veo rostros desconocidos, lugares inexplorados y sangre.

Mucha sangre.

La presión en mi pecho se vuelve devastadora.

Cada día que pasa, este dolor se instala más como un parásito en mi ser. Mis ojeras se profundizan, y durante el día, la paranoia de sentirme observada constantemente se apodera de mí.

Aunque lo deteste, siento que algo fundamental falta en mi vida, que todo ha perdido sentido. Me encuentro perdida en un mar de incertidumbres sin respuestas, ahogada en pensamientos sin sentido y visiones borrosas sin datos claros.

He intentado descifrar estas visiones, pero son instantes fugaces, desenfocados, vividos en primera persona. Es como si moviera mis ojos con rapidez de un lado a otro, angustiada por lo que estoy reviviendo.

9 de marzo, 1791D de la G.B

No puedo más.

Estoy cansada de luchar.

¿Qué sentido tiene vivir si tu vida no tiene sentido en sí?

¿Acabará mi historia de esta manera? ¿Es así como deseo que termine mi relato?

Anhelo ser fuerte, pero las fuerzas me abandonan.

Días y noches se deslizan entre lágrimas que parecen no tener fin.

En las misiones, asumo el papel de depredadora, matando a mis presas con una ferocidad descontrolada. Pierdo la noción de la realidad, llegando al extremo de apuñalarlas incluso después de muertas. La preocupación de todos a mi alrededor, incluido mi propio padre, ha alcanzado tal punto que contemplan la idea de internarme en el psiquiatra.

No pienso dejar que lo haga.

Me autoconvenzo a mí misma que es por la falta de sueño. Pero me da pánico cerrar los ojos, porque cada vez que lo hago, el dolor me invade, torturándome y extendiéndose hasta mis extremidades.

Me siento débil ¿sabes?

Me siento... ¿Triste?

Necesito sentirme en paz conmigo misma.

Querido diario, no sé cuánto más duraré en este estado.

Pero si no te vuelvo a escribir...

INEFABLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora