—Hoy pelearás contra mí —dijo Adham acercándose con un palo de madera en mano, y una chispa desafiante en sus ojos—. Y esta vez será con poderes.
Mi sorpresa se reflejó claramente en mi rostro. Fue lo primero que me soltó desde que le había dejado de hablar.
—¿Acabo de escuchar lo que creo que acabo de escuchar? —comentó Hunter, apareciendo misteriosamente en la sala de entrenamiento—. Yo esto sí que no me lo pierdo.
Sin decir ni una palabra, tomé el otro palo de madera. Con soltura hice un par de trucos moviéndolo de una mano a la otra y lanzándolo al aire como calentamiento para que mi cuerpo se acostumbrara al peso.
—Cuando quieras —dije dándole paso a atacarme.
Adham, con su mirada intensa, mostró una sonrisa desafiante.
—El primero que consiga tocar con el palo al otro, gana.
Esta vez, decidí atacar primero, consciente de la dificultad de ganarle. Adham era un experto en combate y, con la adición de sus poderes, se volvía aún más formidable.
Cada uno de mis ataques era detenido con una destreza impecable, y sentía la presión de su habilidad en cada movimiento. Admiraba su técnica, sin errores aparentes, sin pasos en falso. Era un desafío enfrentarme a alguien tan hábil.
Mientras luchábamos, recordé el truco para enfrentar a un vampiro como él. Dada su velocidad sobrenatural, era crucial confiar en los instintos y adivinar sus movimientos. Entrar en su mente y utilizar la lógica para anticipar sus acciones era clave. Si atacabas desde la derecha, predecías que se movería hacia la izquierda. La clave era preguntarme una y otra vez: ¿En qué lugar me posicionaría yo ahora?
Sin embargo, Adham era diferente. Además de ser un vampiro, era un brujo, lo que lo convertía en un oponente impredecible. Utilizaba trucos, desde apagar las luces hasta desaparecer momentáneamente. Intentaba levitar mi palo, hacerlo desaparecer de mis manos, y cada uno de sus movimientos me desafiaba.
Cansada y furiosa por la dificultad del enfrentamiento, logré tirar su palo al suelo con una patada. En un rápido movimiento, le di un pisotón, rompiendo el palo en dos. Adham sonrió insolentemente, como si disfrutara de la situación. Con un hechizo, transformó mi palo en metal, cambiando notoriamente su peso y desestabilizándome por completo.
Intenté recuperar la compostura, pero antes de que pudiera reaccionar, Adham me arrebató el palo de las manos y lo rompió en dos delante de mí. Estábamos ambos sin armas, en un enfrentamiento mano a mano.
Hunter, siempre dispuesto a disfrutar del espectáculo, se relajó en una esquina, deleitándose con unas palomitas que aparecieron misteriosamente.
—Esto se pone interesante... —comentó Hunter, entre bocado y bocado.
—¿Y ahora cuáles son las reglas? —pregunté, limpiándome una gota de sudor de la frente.
—El que primero inmovilice al otro, gana —declaró Hunter, con un tono de emoción en su voz.
—Perfecto —contesté, sintiendo la adrenalina recorriendo mi cuerpo.
Adham estaba decidido, y casi logró inmovilizarme en los primeros minutos del enfrentamiento. Sin embargo, un instante antes de que lograra su objetivo, logré darle un cabezazo en la nariz. A pesar del golpe, Adham volvió a su posición inicial, imperturbable.
—Venga, Kyra, sé que puedes hacer más que esto —dijo Adham, desafiándome.
Era verdad. Sabía que podía ser más agresiva, pero algo dentro de mí se resistía. Algo me impedía causarle daño, como si un instinto protector estuviera en juego. Aunque estaba sudando y exhausta, Adham apenas parecía desgastado, esquivando cada uno de mis movimientos con facilidad.
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INEFABLE
Fantasía✨FINALISTA EN LA LISTA CORTA DE LOS WATTYS 2024✨ En dos mundos donde la humanidad y la magia coexisten, una antigua barrera mágica ha mantenido el frágil equilibrio entre Lyre y Hylare durante siglos. Kyra Dragon, una implacable cazadora de criatura...