Capitulo 7

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La despedida había llegado, ambas chicas se despidieron y guardaron la promesa que se encontrarían cuando volvieran de vacaciones; el señor Prado sabía que era necesario que su hija conociera el mundo y cuanto más en ese colegio de monjas jesuitas; era el mejor de la Nueva España no solo le enseñarían sus obligaciones como mujer y esposa sino también le darían las herramientas para administrar y guiar una casa, le enseñarían a defenderse y valerse por sí misma.

Cuando Xóchitl llego a su choza, se encontró al chaman que la dirigiría al centro de esa selva donde le enseñarían el arte de la guerra y destrucción, a ser mujer de un hogar y sobretodo probar sangre para que su alma se curta, en sus manos tenía la opción de poder liberara a su hermanos de ese dolor causado por los españoles

Durante el trayecto, Claudia se sentía triste sabía que estaría lejos de su familia y más de la mujer que se había entregado el día anterior, no podía soportarlo; a pesar de la promesa que se dieron algo en su interior sabía que cambiaría en ese tiempo, que se haría una mujer a la crianza española, su madre siempre le insistía que debía ser la mayor muestra de orgullo. Para llegar a su destino eran 4 días con sus respectivas noches, las cuales a esa mujer española le pesaba bastante.

En cambio Xóchitl al llegar al lugar de entrenamiento conoció a la mujer a cargo del campamento, era una dama de aura siniestra, con cicatrices y llena de odio, a su lado estaba una anciana que era la bruja que había perdido una de sus manos por culpa de un español.

-llegue con la mujer que tiene sangre guerrera – soltando un grito en el interior de esa casa, a lo que Xóchitl se sintió incomoda por el actuar de ese hombre, el cual la aventó al suelo de ese lugar – revísenla y afilen sus talentos.

Las dos mujeres la levantaron del piso después de que el chamán se retirara del lugar, la más anciana de ellas vio sus ojos llenos de dolor y enojo; pero no hacia su enemigo sino hacia su pueblo... aquel hombre no había visto realmente el corazón de esa mocosa, tenía una dueña y era de una sangre extranjera; sabía que la historia se repetía, veía la sombra del gran señor oscuro emanando de ella; solo su abuela decía que el señor oscuro salía cuando el señor blanco estaba en su mundo, significaba que había el señor blanco en la tierra, estaba obligada a enseñarlas las antiquísimas artes que solo los escogidos de ese señor lo poseían, el destino es caprichoso y más cuando el gran dios Tezcatlipoca tomaba el destino de una persona

Podemos despedir a lo que deseamos porque sabemos que volverá, pero que pasa si ese deseo es prohibido tenemos que ocultarlo para evitar un daño mayor, a lo que los antiguos dioses solo sonríen al ver que queremos ocultar la luz con un pañuelo, saben ellos que el deseo del corazón siempre dañara no solo a uno mismo sino también al objeto de deseo

La primera en despertar en esa cama pasadas un par de horas de ese faje apasionado fue Xóchitl, se dio cuenta que no había dejado ninguna marca, pero sentía la humedad de su estrella en su pierna, cuantas veces la hizo venirse solo tocando y besando su torso, su cuello y su boca , perdió la cuenta de ello, sabía que tenía que hacer algo para disimular lo que había pasado, rápido se levantó de esa cama y busco en el closet y encontró gracias a los cielos un par de camisetas de su campaña en la delegación, Claudia aún seguía dormida lo cual aprovecho para ponerle la camiseta, tenían que ocultar que le gano la lujuria con esa mujer que no tenía mucho que conoció, su piel era tersa, suave al tacto, era tocar algo sagrado; su mente le recordaba los gemidos y la forma que esta mujer judía se aferraba a ella, las veces que se corría sobre sus piernas. El cuerpo de la delegada de miguel hidalgo procesaba rápidamente las bebidas embriagantes ya que desde joven le enseñaron a beber como hombre; por eso pudo reaccionar y tratar de corregir su falta.

-me lleva el carajo, me gano la calentura – mientras se ponía su camiseta para volver a quedarse en esa cama, acomodando a Claudia para que durmiera correctamente, la cubrió con una cobija y procedió a también tomar su lugar, tenía un que acomodarse en esa cama – como poder mirarla a los ojos después de que me diera los mejores orgasmos de mi vida

CaprichoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora