Capitulo 9

87 9 2
                                    

Nuestra oscuridad nos absorbe poco a poco sino sabemos mediar con ella, en ocasiones esa negrura nos saca lo mejor de nosotros mismos para ayudarnos o ayudar a otros, pero en ocasiones nos obliga a encerrarla por miedo a dañar a otros.

En ese departamento ambos amigos se quedaron en silencio, lo cual a Xóchitl le sorprendió ya que este sujeto hablaba hasta por los codos, sabía que eso ultimo no tendría que haberlo dicho; muchos brujos decían que esa bestia de su interior era imposible de aplacar hasta que su luz llegara a ella, ella pensó que esa luz era algo interior por lo que hizo ayudar a las comunidades, hacer la fundación, dar becas y mejorar a los pueblos originarios. Pero aun esa sombra no se calmaba; tenía que encadenarse en ciertos días del señor Tezcatlipoca con unas cadenas de plata tan antiguas con incrustaciones de obsidiana, que pertenecieron al mismo dios, esas noches eran un martirio el dolor, el calor que su cuerpo tenía incluyendo periodos de hipersexualidad, que por eso tuvo amantes en su juventud y parte de su adultez, hombres y mujeres pero ninguno llenaba sus expectativas, amaba a su marido pero se sentía en su interior incompleta, esa parte oscura lo toleraba ya que en esas noches le brindaba su compañía.

-las coincidencias son raras en la vida – diciendo Javier trayendo un vaso de agua para Xóchitl, viéndola cabizbaja – será que Claudia tiene vínculos con el misticismo nativo

-yo que sepa no, es de ascendencia judía – recibiendo el agua y tomando un trago – no creo que tenga interés en esos temas pero si en lo que es medio ambiente

- piensa las cosas con detenimiento, ya la cagaste - viendo con mirada inquisitiva a su amiga, pero tranquila – los dioses deben amarte o esperan una cagada mayor para joderte

-que es lo peor que pueda pasar, que vallamos las dos a la presidencia en partidos opuestos y nos tiremos mierda – levantándose Gálvez de ese sofá, sonriendo de forma nostálgica – estamos en la política, eso puede suceder en nos cuatro sexenios.

Mientras en la casa de Claudia llegando apenas está a ese lugar, estaban sus hijos esperándola sentados en el comedor, su padre en la mañana se había llevado sus cosas pero al ver a su madre tranquila se les hizo extraño; esperaban verla deprimida o mínimamente triste, pero traía una sonrisa y una paz en la mirada

-Señorita que horas son estas de llegar, no pudo avisar donde estaba – diciendo Rodrigo a su segunda madre en forma de papá regañón – y porque esa sonrisa

-si mamá, nos habías preocupado bastante – mariana abrazando a su madre, la cual corresponde el abrazo – donde te habías metido

-ahora sintieron cuando ustedes hacían lo mismo – sonriendo de forma natural y calmada Claudia a sus pequeños – me quede a dormir con Xóchitl

- dormir o "dormir" con Xóchitl – diciendo Rodrigo a su madre, sorprendido por la respuesta – mamá me sorprendes mucho que hayas superado a mi papá

- orales, ya tengo nueva mamá – diciendo Claudia siguiendo el juego de su hermano, soltando un carcajada – así se siente, no sé cómo procesarlo

- no sean tarados, solo tomamos unos alcoholes y dormimos como gente normal, - viendo a sus hijos atacados de la risa – como se les ocurre que yo tenga algo que ver con mi compañera

-mama dime porque no, ya vi una foto y es bonita- diciendo Rodrigo a su madre, mostrando una foto de ella en su celular – se ve que es muy desmadre

- si es hombre o mujer quien te hace feliz no importa – sonriendo mariana, dándole la mano a su madre, la cual en su interior le dio paz – además hace años que no te veía sonreír así

Claudia se vio en el espejo y traía una sonrisa tan natural que no había visto en su rostro desde que estaba con López trabajando en medio ambiente. En su interior analizando la circunstancia de como despertó, acurrucada en el pecho de Gálvez como un gatito buscando algo esponjoso, sus pechos eran tan cómodos que podrían ser agradables de amasar con sus manos, tenía que quitarse esos pensamientos raros de su cabeza.

CaprichoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora