Capricho

Capitulo 10

Despertar con su ninfa era lo mejor que podía pasarle a Claudia pero ver esas heridas le dolía en el alma, su padre le había jurado cuidarla de todo peligro; a lo que la indígena solo sonreía a verla, le pesaba no poder decirle la verdad.

- mi bella santa, no te preocupes por esas marcas - tomando su mentón y haciendo que esos ojos verdes vieran sus ojos oscuros – sabes que estoy siendo educada por costumbres de mi pueblo

- por favor no mientas, estas siendo lastimada – soltando pequeñas lágrimas, aferrándose al torso desnudo de su amada Xóchitl – si fue por un español dime, le diré a mi padre que te necesito de sirvienta en el colegio, pero no quiero verte así

-Claudia entiéndeme, sabes que mi familia practica la vieja religión – viendo que Claudia se ponía algo tensa, sabia de ella por su padre pero le daba miedo profundizar – será por unos años, pero déjame hacerlo, necesito estar bien para cuidarte

- sé que son tus creencias, pero si terminas como un sacrificio – tomando las manos de su bella ninfa, mientras ella besaba su cabeza – no quiero que mueras

- sabes que no será así, te prometo que cuando termine mi entrenamiento – tomándola en sus brazos, acurrucándose Claudia en su pecho, sintiendo ambas que su corazón se sincroniza – te presentare como mi compañera de vida, como dirían los españoles, mi esposa.

Claudia Prado se sorprendió por esas palabras, ser la esposa de Xóchitl eran palabras mayores; era un honor que esa mujer valiente, inteligente, paciente con ella, que no la veía como un objeto o botín para ganar algo, que la veía a ella sin todos esos títulos nobles. Lo cual produjo abrazarla al nivel que la tiro sobre esa cama. Dando gracias a dios y a los dioses que esa mujer que la amara como era y formalizar su relación.

Mientras tanto en la casa de Claudia su madre sospechaba de la actitud de su hija, tenía que alejarla de esa maldita india, ya había cumplido 14 años la edad tenía que empezar a buscar posibles candidatos para tener un buen matrimonio, sabía que ese colegio era el mejor de toda la nueva España y saldría como una peninsular a pesar de su estado criollo, si su esposo accediera a sus peticiones ahorita ya le hubiera organizado varias citas para conocer jóvenes viables para su hija, tenía que traer mayor fortuna a la familia.

En tanto en la choza, los padres de Xóchitl sabían que su hija no lucharía por su gente, sus motivaciones eran personales la cual tenía el apellido Prado. Su abuelo sabía que era Yaocihuatl (mujer guerrera), era un honor el cual pocas personas podrían haberlo obtenido en menos de un año de entrenar, sabía que la sombra del dios del espejo habitaba en su interior; supo de su primera luna con esa sombra... podía tener a cualquier persona pero esa bestia deseaba sangre prohibida, la cual corría por las venas de aquella criolla; a lo cual el anciano no le importaba siempre y cuando haya paz en la tierra que nació.

Pasaron los días, Claudia le dejaba unos libros sobre manejo del hogar y negocios, uno de filosofía que había conseguido para ella, para que lea y aprenda un poco; también le entrego un libro en blanco con algo de tinta y unas plumas para que hiciera sus anotaciones, le comento Xóchitl a su santa que aprendió el uso de hierbas y frutos para sanar, cocinar e incluso dañar a otros. En ese momento se acordó de su amiga Daniela y su asunto con la madre libertad.

- hay algún fruto o hierba que pueda provocar el deseo de la gente - viendo como Xóchitl sacaba unas raíces dentro de un árbol de aquel claro, lo cual ella se quedó sorprendida – me refiero al deseo de la carne

- si las hay, pero porque necesitas esa información - viendo a su bella santa con ojos de celos y temor, Claudia solo sonrió por la actitud posesiva de su novia – es para ti

- no, es para una amiga del colegio se enamoró de alguien pero ese alguien nunca le hará caso – levantándose del lugar y recargándose de un árbol – me gustaría ayudarla