FRONTERAS DEL INFINITO: La Ultima Batalla de Aetheris - Libro 5

CAPITULO 5

Era un miércoles vibrante y el "Estadium Voces Eternas" rebosaba de energía, colmado hasta los bordes con aficionados provenientes de todos los rincones del universo. El auditorio era un crisol de edades, desde jóvenes entusiastas hasta adultos que habían hallado un refugio en las melodías de Terry, quien se escondía bajo el seudónimo de Laurent Dupont. Sus canciones no solo desbordaban entusiasmo y felicidad, sino que también tejían hilos de esperanza en las almas a menudo desgarradas de su público. Era una música que no solo entretenía, sino que inspiraba, un bálsamo para los conflictos internos y un estímulo para el espíritu emprendedor de sus seguidores.

Rodrick, su hermano y rey de Abaddon Prime y del ejército de fuerzas especiales "Titan Alfa", había desplegado a su equipo en puntos estratégicos alrededor del estadio, asegurando que nadie no autorizado se aproximara al escenario y que la noche transcurriera sin incidentes. En un despliegue de seguridad impresionante, Laurent Dupont llegó custodiado por cinco guardias, emergiendo de un automóvil negro flotante de vidrios oscuros. Saludó con una sonrisa amplia a la multitud que gritaba, mientras se dirigía hacia la entrada trasera que llevaba a los camerinos.

Una vez en el santuario de su camerino, Zyron, su manager y amigo de años, no pudo contener una sonrisa al ver a Terry, "¡Bueno, ya estamos aquí!", exclamó, vibrando con la anticipación del espectáculo.

"¡Sí!", respondió Terry con una mezcla de nerviosismo y emoción, "Ahora solo queda preparar la voz, porque todo lo demás ya está en orden", comentó mientras se observaba en el espejo, asegurándose de que cada detalle de su apariencia estuviera perfecto.

"El traje, la joyería y tu look están impecables", afirmó Zyron, examinando a su amigo con un ojo crítico. "Nadie te reconocería, ni siquiera tu propio padre... claro, siempre que no detecte tu punto energético."

Ambos compartieron una risa cómplice, sabiendo que, bajo las luces del escenario y la magia de la música, Terry se transformaría no solo en Laurent Dupont, sino en un faro de esperanza y alegría para aquellos que habían venido a perderse en sus melodías. La noche prometía ser inolvidable, y ambos estaban listos para enfrentarla con todo el corazón.

El camerino de Terry, un santuario de innovación y estilo en este planeta llamado "Felinaris", reflejaba la era futurista en la que estaba inmerso. Sus paredes, de un suave metal iridiscente, cambiaban de color con

suavidad, adaptándose a los estados de ánimo de sus ocupantes. La iluminación era una obra maestra de tecnología: fibras ópticas tejidas a través del techo creaban patrones de estrellas que se podían configurar para imitar constelaciones de cualquier parte del universo, proporcionando un ambiente relajante o energizante según la necesidad.

En el centro del espacio, un espejo holográfico mostraba a Terry no solo su reflejo, sino también análisis en tiempo real de su apariencia y estado físico, sugerencias de estilismo y ajustes vocales necesarios antes del show. El mobiliario combinaba confort y estética, con asientos que se moldeaban automáticamente a la forma del cuerpo al sentarse y mesas flotantes donde reposaban dispositivos de última generación para la modulación de la voz y la gestión de repertorios.

Zyron se dirigía hacia la salida del camerino, sus pasos silenciosos sobre el suelo que emitía un tenue brillo azulado, activado por el movimiento. "Sí, es bueno que no le guste mucho mirar la televisión, y espero que a las mujeres de mi familia tampoco les guste este tipo de música", comentó Terry, algo pensativo.

"No lo creo, si a ellas les gustó más Sirius Starlight es porque era pop; ahora esto es rock alternativo gótico", explicó Zyron con una sonrisa, mostrando su

comprensión de los variados gustos musicales. "Bien, dejaré que te prepares a solas mientras veo que todo esté a punto afuera y hablaré con Max por las luces", añadió, antes de salir por la puerta automática que se deslizaba silenciosamente, cerrándose sin más tras él.