Brissa se sentía un poco abrumada al entrar al nuevo instituto en Argentina. Los primeros días pasaron casi desapercibidos; nadie le dirigía la palabra y ella, por su parte, se mantenía reservada, observando y tratando de entender la dinámica de su entorno. Sin embargo, todo cambió cuando, durante una clase de tutoría, el profesor principal le pidió que se presentara oficialmente frente a todos.—Brissa, ¿por qué no nos cuentas algo sobre ti? —le pidió el profesor con una sonrisa alentadora.
—Bueno, soy Brissa. Vengo de España, pero originalmente soy de aquí, de Argentina —dijo, un poco nerviosa.
Un murmullo de sorpresa recorrió la sala. Al terminar la clase, varios compañeros se acercaron, curiosos y emocionados.
—¡De España! —exclamó una chica llamada Sofía—. ¡Qué genial! ¿Cómo es vivir allá?
Brissa sonrió tímidamente, intentando responder a todas las preguntas que le lanzaban al mismo tiempo.
—Es muy bonito, diferente a aquí. Pero también extraño muchas cosas de Argentina.
—¿Y qué aprendiste en España? —preguntó otra compañera, Ana.
—Muchas cosas, especialmente en el colegio. Las clases son un poco diferentes, y también la gente—explicó Brissa.
De repente, Brissa se encontró en el centro de atención, rodeada de compañeras que querían saber todo sobre su vida en España. Esta nueva popularidad le resultaba extraña, pero también reconfortante. Aunque en su interior seguía siendo muy introvertida, decidió aceptar las invitaciones a unirse a los diferentes grupos.
Día tras día, más compañeras se acercaban a ella. En una ocasión, mientras estaba en el patio durante el recreo, Sofía se le acercó de nuevo.
—Brissa, ven, te presentamos a nuestro grupo —le dijo, tomándola del brazo con entusiasmo.
Brissa sonrió y siguió a Sofía. Al llegar al grupo, fue recibida con sonrisas y un montón de preguntas.
—¿Te gustaba más vivir en España o aquí? —le preguntó María, otra compañera.
—Bueno, ambos lugares tienen sus cosas buenas. Me gusta estar de vuelta en Argentina porque está mi familia, pero también extraño algunas cosas de España... —respondió Brissa, imaginando borrosamente el rostro de Izan.
A pesar de su creciente popularidad, Brissa no podía evitar notar ciertas tensiones entre sus compañeros. La impresión que tuvo de su instituto en Argentina era que todos eran muy humildes y, a la vez, sentía que había una rivalidad latente entre ellos.
—Aquí todos parecen llevarse bien, pero también noto que hay grupos muy cerrados —le comentó Brissa a Sofía un día después de clase.
—Sí, a veces parece que todos se odian un poco, pero es solo la forma en que somos. No te preocupes, eventualmente te acostumbrarás —le respondió Sofía, encogiéndose de hombros.
Con el tiempo, Brissa empezó a modificar su comportamiento para adaptarse mejor. No quería destacar demasiado ni que sus compañeros supieran mucho sobre ella. Así, dos semanas después, ya había encontrado su propio grupo de amigas y comenzaba a sentirse más cómoda.
Un día, mientras caminaba por el pasillo, escuchó una conversación entre algunas compañeras.
—Brissa es realmente agradable. Me gusta que no sea presumida sobre haber vivido en España —dijo una de ellas.
—Sí, parece muy auténtica —respondió otra.
Estas palabras la hicieron sonreír. Sentía que, poco a poco, estaba encontrando su lugar en el nuevo entorno.
En una charla durante el almuerzo, Ana le preguntó:
—¿Extrañas mucho España?
—Sí, un poco. Pero también me gusta estar aquí de nuevo. Es cuestión de adaptarse —respondió Brissa.
—Bueno, estamos contentas de que estés aquí —dijo Sofía—. Y si necesitas algo, ya sabes que puedes contar con nosotras.
Brissa agradeció el apoyo y, mientras se adaptaba a su nueva vida, empezó a apreciar cada vez más la calidez y la solidaridad de sus compañeras. Aunque el instituto en Argentina era un lugar lleno de contrastes, se dio cuenta de que necesitaba ser cautelosa para navegar por su nueva realidad. A pesar de los desafíos, empezó a encontrar su lugar y a sentirse un poco más en casa.
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UNTITLED (Una historia real)
RomancePrólogo En el bullicioso instituto, Izan y Brissa provenían de mundos opuestos. Brissa, popular y rodeada de amigos, contrastaba con Izan, un chico tímido que prefería la soledad, marcado por un doloroso pasado. Un día, mientras Izan jugaba al básqu...