En medio de la oscuridad que envolvía su vida, Izan encontró un destello de luz en Martina. Se conocieron en el instituto, en 1r de la ESO, en una de esas interacciones casuales que a menudo pasan desapercibidas. Martina, con su risa contagiosa y su mirada cálida, capturó la atención de Izan desde el primer momento.—Chicos, hoy os propongo hacer un proyecto en parejas o en grupos de 4, no se puede en solitario.—dijo la profesora en plena mañana de un Lunes.
Como no, todos habían formado grupos y parejas en un abrir y cerrar de ojos, pero Izan había quedado solo como de costumbre, sólo que esa vez, Martina fue una nueva e interesante opción para esa ocasión.—¿Oye Izan, quieres hacer el proyecto conmigo? —preguntó Martina, acercándose tímidamente a Izan.
—Claro, no me importa —respondió él, algo nervioso y confuso.
A medida que pasaban más tiempo juntos, Izan descubrió una profundidad en Martina que lo atrajo aún más. Ella era inteligente, compasiva y tenía una forma única de ver el mundo que lo fascinaba. Pero también llevaba consigo una carga pesada, una oscuridad que amenazaba con consumirla por completo.
~~~~Un día, Izan tropezó con un giro inesperado del destino. Al confundirse de baño y entrar en el de mujeres por accidente, nunca imaginó que aquel error alteraría el curso de su vida. En un instante, su desconcierto se convirtió en un profundo estupor al encontrarse con Martina al borde del abismo, sosteniendo una botella de pastillas en su mano temblorosa. La desesperación inundó sus sentidos mientras se enfrentaba a la cruda realidad de la oscuridad que atormentaba a Martina.
—¡Martina, no lo hagas! —gritó Izan, corriendo hacia ella con el corazón en la garganta.
Con palabras de aliento y un abrazo reconfortante, Izan logró calmarla y convencerla de desechar las pastillas. Desde ese día, se convirtió en su apoyo más sólido, siempre dispuesto a escuchar y a brindarle su hombro cuando lo necesitaba.
La conexión entre ellos creció más fuerte con el tiempo, y pronto se convirtieron en novios. Izan pensó que finalmente había encontrado la luz al final del túnel, que Martina sería su salvación en medio de la oscuridad que lo rodeaba. Pero la felicidad fue efímera.
Las infidelidades de Martina destrozaron el corazón de Izan en pedazos. Una, dos, tres veces, la confianza que habían construido se desvaneció bajo el peso de las mentiras y las traiciones. Cada vez que descubría una nueva infidelidad, sentía cómo la esperanza se alejaba un poco más, dejándolo solo en la oscuridad que había intentado escapar.
—¿Por qué, Martina? ¿Qué hice mal? —preguntó Izan, con la voz temblorosa de dolor.
—Lo siento, Izan. No sé por qué lo hice. Lo siento tanto —respondió ella, con lágrimas en los ojos y la mirada llena de remordimiento.
El amor que Izan había encontrado en Martina se convirtió en una fuente de dolor y desconfianza. Las cicatrices emocionales que dejaron sus infidelidades lo atormentaron, dejándolo traumatizado con el amor y convencido de que confiar en alguien solo le traería más sufrimiento.
A medida que el tiempo pasaba, Izan se cerró aún más, construyendo muros alrededor de su corazón herido para protegerse de futuros daños. La experiencia con Martina dejó una marca indeleble en su alma, una lección dolorosa sobre los altibajos del amor y la fragilidad de la confianza. Aunque la vida en Roses continuaba siendo un desafío, Izan sabía que antes de abrir su corazón nuevamente, tendría que sanar las heridas del pasado y aprender a confiar en sí mismo una vez más.
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UNTITLED (Una historia real)
RomantizmPrólogo En el bullicioso instituto, Izan y Brissa provenían de mundos opuestos. Brissa, popular y rodeada de amigos, contrastaba con Izan, un chico tímido que prefería la soledad, marcado por un doloroso pasado. Un día, mientras Izan jugaba al básqu...