UNTITLED (Una historia real)

Capítulo 13: Viejos Riesgos

Después de su venganza contra Marcos, Brissa se sintió liberada, pero también vacía. Había probado la dulce sensación de la revancha, pero sabía que ese no era el camino para sanar su corazón. Sin embargo, la vida tenía más sorpresas reservadas para ella.

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Valentino, el mejor amigo de Marcos, siempre había sido una figura enigmática para Brissa. A diferencia de Marcos, Valentino tenía un carácter más reservado y observador. Después del incidente con Marcos, Valentino comenzó a acercarse a Brissa, pero de una manera más sutil y respetuosa.

Una tarde, mientras Brissa estaba sentada en una banca del parque, Valentino se le acercó.

—Hola, Brissa. ¿Cómo estás? —preguntó, sentándose a su lado.

—Hola, Valentino. Estoy bien, gracias. ¿Y tú? —respondió ella, sorprendida por su acercamiento.

—Estoy bien. Solo quería saber cómo te sentías después de todo lo que pasó con Marcos —dijo, mirándola con preocupación.

—Estoy bien, en serio. Solo quiero seguir adelante —dijo Brissa, con una sonrisa.

A partir de ese momento, Valentino comenzó a frecuentarla más a menudo. Siempre encontraba excusas para hablar con ella, ya fuera en el instituto o en el parque. Poco a poco, Brissa comenzó a sentir una atracción hacia él.

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En octubre, su relación dio un giro inesperado. Empezaron a enviarse mensajes y a planear encuentros secretos en la esquina de la calle de la casa de Brissa a las 2 a.m. Brissa esperaba con ansias esos momentos, donde se sentía libre y viva.

Una noche, mientras se encontraban en su lugar habitual, Valentino la miró con una intensidad que hizo que su corazón latiera más rápido.

—Brissa, me gustas mucho —dijo Valentino, acercándose más a ella.

—Tú también me gustas, Valentino —respondió ella, sintiendo sus mejillas enrojecer.

Esa noche, se besaron por primera vez, bajo las estrellas, sellando una conexión que ambos habían estado esperando.

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A través de Valentino, Brissa conoció a un grupo de chicos en una plaza que se dedicaban al tráfico de marihuana. Al principio, solo era una curiosidad, pero la adrenalina de hacer algo prohibido la atrajo.

Una tarde, Valentino le presentó a Miguel, el líder del grupo.

—Brissa, él es Miguel. Es de confianza —dijo Valentino.

—Encantada, Miguel —dijo Brissa, estrechando su mano.

—Igualmente, Brissa. Valentino me ha hablado mucho de ti —respondió Miguel, con una sonrisa.

Sin darse cuenta, Brissa se vio involucrada en el tráfico de marihuana. La emoción de la aventura la cegaba a los riesgos.
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Un día, mientras guardaba 20 gramos de marihuana en su habitación, su padre entró inesperadamente.

—Brissa, ¿qué es esto? —preguntó su padre, sosteniendo la bolsa de marihuana.

—Papá, yo... —empezó a decir, pero las palabras no salían.

—No puedo creer que estés metida en esto. ¿En qué estabas pensando? —dijo su padre, furioso y preocupado.

La confrontación con su padre fue un momento decisivo para Brissa. La vergüenza y la culpa la abrumaron.

—Lo siento, papá. Lo dejaré, te lo prometo —dijo, con lágrimas en los ojos.

Su padre la abrazó, aliviado por su promesa.

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Aunque dejó el tráfico, la curiosidad de Brissa por la marihuana no desapareció. Un día, probó marihuana en comida por primera vez, sin saber lo potente que sería el efecto. La experiencia fue abrumadora; sintió como si el mundo a su alrededor se desvaneciera en colores y sonidos distorsionados.

Confundida y asustada, salió a la calle tambaleándose. Un coche se acercaba a gran velocidad, pero justo en el último momento, un motociclista la sacó del camino. Era su amigo de la infancia, Timoteo.

—¡Brissa! ¿Estás bien? —preguntó Timoteo, con preocupación.

—Sí, gracias a ti —respondió ella, aún aturdida.

Pedro la llevó a casa y se aseguró de que estuviera a salvo. A pesar del susto, Brissa se dio cuenta de que Timoteo aún se preocupaba por ella.

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Un mes después del incidente, Brissa decidió agradecerle a Timoteo de una manera especial. Lo invitó a su casa y, en un momento de intimidad, se acostaron juntos. Fue una experiencia que los acercó aún más pero siguieron siendo amigos, sin ser nada más.

Pues al mes de ese suceso, Timoteo bloqueos a Brissa de todos lados por su nueva novia.

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Brissa sabía que había cometido errores, pero cada experiencia la había hecho más fuerte. Había aprendido a ser más cuidadosa y a valorar a las personas que realmente se preocupaban por ella. Aunque su camino estaba lleno de altibajos, estaba decidida a seguir adelante, buscando siempre ser mejor y dejar atrás los fantasmas de su pasado.