Capítulo 12: La Venganza

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Brissa, a pesar de su naturaleza introvertida, había ganado gran popularidad en su nuevo instituto. Su experiencia en España, su amabilidad y su apariencia atractiva la convirtieron en el centro de atención. Entre sus nuevos admiradores se encontraba Marcos Morel, conocido por ser el mujeriego de la clase. Marcos, con su encanto y su sonrisa deslumbrante, decidió hacer una apuesta con sus amigos: conquistar a Brissa en menos de un mes.

El plan de Marcos funcionó mejor de lo esperado. Con gestos encantadores y una atención inusitada, logró ganarse la confianza de Brissa. Pronto, ella cayó en sus redes y empezaron a salir juntos. Brissa estaba feliz, pero esa felicidad duró poco.

Una tarde, después de clases, Brissa escuchó una conversación entre Marcos y sus amigos.

—Lo logré, chicos. Ya saben lo que eso significa —dijo Marcos, riendo.

—¿Así que te la ganaste? —preguntó uno de sus amigos.

—Sí, fue pan comido. Ahora es cuestión de tiempo para la siguiente —respondió Marcos, con una sonrisa arrogante.

El corazón de Brissa se rompió al escuchar esas palabras. No podía creer que Marcos la hubiera usado solo para ganar una apuesta. Decidió no confrontarlo inmediatamente, sino que planeó una venganza que él nunca olvidaría.
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Después de la traición de Marcos Morel, Brissa estaba decidida a vengarse. Utilizando su recién adquirida popularidad, Brissa comenzó a trazar un plan que involucraría a los amigos más cercanos de Marcos: Joaquín, Tiago y Nicolás.

El Primer Paso: Joaquín

Joaquín era conocido por ser extrovertido y juguetón. Siempre estaba rodeado de amigos y su buena disposición hacía que todos lo quisieran. Brissa decidió que él sería el primer eslabón en su cadena de venganza.

Una tarde, en el recreo, Brissa se acercó a Joaquín mientras él jugaba al fútbol con sus amigos.

—Hola, Joaquín. ¿Tienes un minuto? —le preguntó, sonriendo.

—Claro, Brissa. ¿Qué pasa? —respondió él, dejando el balón de lado.

—Quiero hablar contigo de algo importante. ¿Podemos ir a un lugar más tranquilo? —sugirió ella.

Se dirigieron a un rincón más apartado del patio, donde Brissa se decidió a revelar sus intenciones.

—Joaquín, necesito tu ayuda con algo. Quiero vengarme de Marcos por lo que me hizo. ¿Podría contar contigo? —dijo ella, con una mezcla de determinación y vulnerabilidad en su voz.

Joaquín la miró sorprendido, pero su naturaleza juguetona y buena gente no le permitió decir que no.

—Bueno, Brissa, si puedo ayudarte de alguna manera, lo haré. ¿Qué tienes en mente? —preguntó, intrigado.

—Quiero liarme contigo. Quiero que Marcos se entere y sienta lo que yo sentí —dijo ella, sin rodeos.

Joaquín se quedó en silencio por un momento, procesando la propuesta. Luego, asintió lentamente.

—Está bien, Brissa. Si eso es lo que quieres, cuenta conmigo —dijo, con una sonrisa cómplice.

El Segundo Paso: Tiago

Tiago era todo lo contrario a Joaquín. Introvertido y sin personalidad, solo se destacaba por sus comentarios negativos sobre los demás. Brissa sabía que acercarse a él sería más complicado, pero no imposible.

Un día, después de clases, encontró a Tiago sentado solo en la biblioteca.

—Hola, Tiago. ¿Te importa si me siento aquí? —le preguntó Brissa.

Tiago la miró con desconfianza pero asintió.

—Quería hablar contigo sobre algo. Sé que no somos muy cercanos, pero necesito tu ayuda para vengarme de Marcos —dijo Brissa, sin rodeos.

Tiago levantó una ceja, curioso.

—¿Qué tienes en mente? —preguntó, aunque su tono seguía siendo indiferente.

—Quiero liarme contigo. Quiero que Marcos se entere y se sienta traicionado —explicó Brissa.

Tiago se quedó en silencio, sopesando la propuesta.

—Bueno, si eso te hace sentir mejor y hace enojar a Marcos, cuenta conmigo —dijo finalmente, con una sonrisa maliciosa.

El Tercer Paso: Nicolás

Nicolás era el más difícil de los tres. Extrovertido pero con problemas de ira, su temperamento podía ser impredecible. Brissa sabía que necesitaría un enfoque diferente para convencerlo.

Una tarde, mientras Nicolás estaba en el gimnasio de la escuela, Brissa se acercó a él.

—Nicolás, ¿puedo hablar contigo? —preguntó, tratando de sonar segura.

—¿Qué quieres, Brissa? Estoy ocupado —respondió él, sin dejar de levantar pesas.

—Es importante. Quiero vengarme de Marcos y necesito tu ayuda —dijo ella, firme.

Nicolás dejó las pesas y la miró con intensidad.

—¿Qué clase de ayuda? —preguntó, cruzando los brazos.

—Quiero liarme contigo. Quiero que Marcos lo sepa y sienta lo que yo sentí —explicó Brissa.

Nicolás se echó a reír, pero luego se puso serio.

—Si eso hará enojar a Marcos, cuenta conmigo. Pero no te atrevas a traicionarme a mí, ¿entendido? —dijo, con un tono amenazante.

—Entendido, Nicolás —respondió Brissa, aliviada de haber conseguido su apoyo.
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Brissa llevó a cabo su plan con precisión. Primero se lió con Joaquín en una fiesta, asegurándose de que otros vieran y contaran a Marcos. Luego, en otra ocasión, se encontró a solas con Tiago y repitió la jugada. Finalmente, tuvo un encuentro apasionado con Nicolás en un lugar que sabía que Marcos frecuentaba.

Cada paso de su venganza fue meticulosamente planeado y ejecutado. Marcos, al enterarse de los encuentros de Brissa con sus amigos, quedó devastado. La traición de sus amigos fue un golpe que no vio venir, y su reputación de mujeriego se vio afectada gravemente.
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Aunque la venganza le trajo una satisfacción momentánea, Brissa no pudo evitar sentir una mezcla de emociones. Había logrado hacer que Marcos sintiera el dolor que ella había experimentado, pero también se dio cuenta de que vengarse no la había hecho sentir mejor a largo plazo.

Brissa, ahora más consciente de las consecuencias de sus acciones, decidió centrarse en construir relaciones más saludables y significativas en el futuro. La venganza había servido para cerrar un capítulo doloroso, pero sabía que el verdadero desafío sería encontrar la paz interior y la felicidad sin necesidad de herir a los demás.

UNTITLED (Una historia real)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora