La madre de Brissa llamó a la casa de Izan temprano en la mañana, asegurándose de que su hija estuviera bien. Después de un intercambio de palabras tranquilizadoras, Brissa le rogó a su madre que le permitiera quedarse hasta el día siguiente.—Mamá, por favor. Prometo que estaré bien. Solo quiero pasar un día más aquí, con Izan —dijo Brissa, su voz suplicante.
Después de un momento de reflexión, la madre de Brissa cedió.
—Está bien, Brissa. Pero quiero que me llames si necesitas algo.
—Gracias, mamá. Te lo prometo.
Colgó el teléfono con una sonrisa, sintiéndose más ligera. Tenía todo un día por delante para disfrutar con Izan. Pasaron la mañana jugando su videojuego favorito, Roblox, compitiendo y riendo juntos. Luego, compartieron un helado, disfrutando de la sencillez de estar juntos. El día transcurrió de manera placentera, y la conexión entre ellos se hizo más fuerte con cada momento compartido.
Cuando llegó la noche, Brissa decidió darse una ducha. Al salir, la madre de Izan la llamó discretamente a su cuarto.
—Brissa, quiero hablar contigo —dijo, su voz suave pero firme.
Brissa se acercó, curiosa y un poco nerviosa.
—¿Sí? ¿Pasa algo?
La madre de Izan sonrió con ternura.
—Izan está enamorado de ti, pero no sabe cómo decírtelo. Hoy hay luna llena, y dicen que una declaración bajo la luna llena trae buena suerte. ¿Qué tal si salen a la playa y se dejan llevar?
Brissa se sorprendió, su corazón latiendo con fuerza.
—¿Enamorado de mí? —susurró, incrédula.
—Sí, y creo que esta es la oportunidad perfecta para que lo descubran juntos. Tengo un vestido moderno que creo que te quedaría hermoso. Puedo ayudarte a maquillarte y a peinarte.
Brissa, aún atónita, asintió lentamente.
—Está bien. Me encantaría.
La madre de Izan se puso manos a la obra, ayudando a Brissa a vestirse y maquillarse. Le hizo un peinado sencillo pero elegante, asegurándose de que Brissa se sintiera especial y segura de sí misma.
Mientras tanto, en la sala, la madre de Izan habló con su hijo.
—Izan, ¿por qué no llevas a Brissa a cenar antes de que se vaya? Aquí tienes algo de dinero.
Izan, un poco nervioso, aceptó la sugerencia, tomando el dinero y asegurándose de llevar unas toallas para sentarse en la arena. Cuando Brissa apareció, su corazón comenzó a latir a mil por hora. No pudo evitar ponerse rojo al verla tan hermosa.
—Brissa... te ves increíble —dijo, su voz temblando un poco.
Brissa sonrió, sintiéndose igual de nerviosa.
—Gracias, Izan. Tú también te ves muy bien.
Los pensamientos de Izan corrían a mil por hora, maravillado por lo hermosa que se veía Brissa esa noche. Decidió no dejar que sus nervios lo dominaran y le ofreció su mano.
—¿Vamos? —preguntó, tratando de sonar más seguro de lo que se sentía.
Brissa asintió, tomando su mano. Salieron de la casa y se dirigieron a la playa, el aire fresco de la noche envolviéndolos mientras caminaban.
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UNTITLED (Una historia real)
RomancePrólogo En el bullicioso instituto, Izan y Brissa provenían de mundos opuestos. Brissa, popular y rodeada de amigos, contrastaba con Izan, un chico tímido que prefería la soledad, marcado por un doloroso pasado. Un día, mientras Izan jugaba al básqu...