Cómo quién mira algo sumamente interesante e importante, Bakugo no le quitaba los ojos de encima a aquella persona, la cuál avanzaba a cada segundo a la salida, pasando por la inmensa sala de espera que había a un lado.
Notó que no llevaba maletas, tampoco había alguien a parte del molesto doctor acompañándolo. Aún así la espinita en sus pensamientos le taladraba tal máquina haciéndole hacerse más interrogantes.
Si se iba ya no podría verlo. Tampoco es como si antes lo hubiera visitado a diario, pero al menos sabía dónde poder encontrarlo. Ahora sería diferente.
— ¿A quién miras? –la chillona voz de su amiga a su lado lo asustó y sacó de aquel trance.
Se suponía que ya no estaba a su lado, pero al parecer nuevamente se había sentado junto a él sin que se diera cuenta. Volteó su cabeza, una de sus manos se dirigió a los amarillos ojos de la chica para taparlos y evitar que mirara el escenario que pudiese delatarlo.
— ¡Qué te importa! –gruñó molesto ocultando el pequeño susto que le había provocado haciendo que su corazón latiera con un poco más de rapidez.
Se levantó del asiento aún sin quitarle la mano de la cara y oyendo la risa de la fémina llegar a sus oídos, además de sentir que de a poco su alma volvía a su cuerpo. Finalmente la soltó haciendo que ella aún riendo se frotara un poco los ojos debido a la presión anterior sobre su vista.
Una segunda risa se escuchó detrás de la de cabellos rosas, Sero ocultaba su risa con una de sus manos, cómo si eso le fuera a funcionar. Según parecía ambos habían notado el susto que se llevó hace unos segundos. No le importó y se dió media vuelta para salir de ahí.
— ¿Bakugo, a dónde vas? –la voz del pelinegro tratando de no sonar agraciada llegó a sus oídos mientras se alejaba.
— Lejos de ustedes. –respondió aún con molestia dirigiéndose hacia la salida.
No oyó reproches, más preguntas o pasos tras él. Supo entonces que ese par lo dejaría solo al menos por unos minutos, y eso era todo lo que necesitaba.
No lo diría en voz alta, pero esos idiotas que tenía por amigos le habían dado una razón para salir del hospital un momento sin levantar dudas. Sin acelerar el paso para no parecer un desesperado, buscó con su mirada al de cabellos verdes, había solo una dirección en la cuál podía haber ido, y efectivamente ahí estaba.
Casi a la salida, por las puertas de transparentes de vidrio, se encontraba el área en el cuál se realizaba el registro de los pacientes que se iban o ingresaban. pudo divisar como el bicolor le decía algo al que aún estaba sentado en aquella silla de ruedas. este asintió y se aparto otros metros mas para ojear algunos documentos que suponía tenían que ver con su salida. La oportunidad perfecta para acercarse.
...
— ¿Seguro que te sientes bien para ir? –preguntó Shoto nuevamente al mismo tiempo que seguía con la tarea de empujar la silla hasta que llegaron a la ultima parada que debía hacer antes de dejarlo salir.
A ese punto Izuku ya había perdido la cuenta de las veces que su mejor amigo le había preguntado eso.
No culpaba a Shoto, entendía muy bien que al heterocromático le preocupara dejarlo al aire libre, y más cuándo por motivos de fuerza mayor no podía acompañarlo para estar pendiente de su estado.
— Estoy bien, tranquilo. –esperaba que el tono feliz en su voz ayudara al chico a calmarlo–. No serán más de tres horas las que estaré afuera.

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You And Me
Hayran KurguUno vivía su vida lo más normal posible. Otro vivía viendo su vida lo más normal posible. No lo sabían, nadie puede saber cuándo ocurre. Pero cuando un alma se encuentra a su mitad, le es imposible dejarla. Por más que trate de alejarse, siempre vo...