SIETE: PRESA Y DEPREDADOR
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Nox da una última vuelta a la cuerda para sujetar a Ashley al tronco del árbol. Ya dio cuatro vueltas alrededor de la cintura, atrapando sus brazos en el camino. Para terminar, hace un doble nudo procurando que esté lo suficientemente ajustada para que Ashley no pueda escapar.
Ramsey, a unos pasos por detrás, observa los movimientos meticulosos de su hermano. La sangre brota de la herida en torno a su cuello, la piel quemada viva, roja. Se pasa los dedos por encima, arruga la nariz en señal de disgusto y dolor.
—No puedo creer que lo hiciera—exclama Nic a mi lado y baja la barbilla para ver la cabeza decapitada de Will a sus pies: ojos abiertos, boca entrecerrada, el suelo pintado de rojo—. Es un monstruo.
Las palabras salen de mis labios cargadas de odio:
—Se lo merecía.
Por Ramsey, por mí. Por todos aquellos que murieron hoy en manos de sus secuaces. Había pensado que moriría en sus manos, que la bala iba a atravesarme la frente. Pero acá estoy, frente a él...frente a lo que queda de su cuerpo.
No quiero mirarlo. Si lo hago, temo que volveré a expulsar lo poco que queda de la merienda.
No hay nadie en el invernadero, a excepción de nosotros cinco y dos cuerpos mutilados. Con la caída de Will, los demás desaparecieron en un pestañeo, como si el haber matado a la abeja reina acabara con los demás.
Ashley no tuvo la misma suerte, sin embargo, dado que Nox la atrapó con ágiles movimientos y la aprisionó a petición de Ramsey.
—Sí, lo entiendo. Pero no hablo de Will.
Habla de él, de Nox.
No le temblaron las manos al cortarle la garganta, incluso le brillaron los ojos cuando la cabeza rebotó en el suelo y rodó a un lado. No fue malicia ni rencor, fue algo mucho más inquietante que eso: morbo. Hubo diversión en cada pequeño destello dorado de sus ojos.
Nox no es un ángel después de todo, pero luce como uno. Un ángel caído indulgente, un ser hermoso y despiadado, creado para asesinar.
Nic da un paso hacia mí y me sujeta del brazo para apegarme a su cuerpo. Es apenas un centímetro más alto que yo, algo que claramente no le resulta un reto a la hora de susurrarme al oído:
—No debemos estar cerca de ellos. Es peligroso, Marlot.
—Me salvó la vida.
Eso es cierto. Nox Leroy me acaba de salvar la vida.
—¿Qué tiene que ver? Aquí la amabilidad se disfraza de tipos como él.
Se escucha el silbato por tercera vez, ya no me sobresalto al oírlo.
—Debemos irnos—insiste.
—De acuerdo—porque tiene razón, estar junto al enemigo puede ser peligroso, sobre todo si desean tomar venganza por la muerte de sus seres queridos en manos de mi padre—. Pero llevemos a India hasta el otro lado, no podemos dejarla aquí.
—No creo...
—Solo...hay que hacerlo, ¿si? —el ónix de sus ojos se encuentra con el azul de los míos. Todavía me resulta imposible que haya podido matar a alguien con tanta facilidad, como si no le importara en absoluto la vida de sus compañeros. Fue en defensa propia, me repito una y otra vez, fue para defenderme—. Se lo debemos.
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Legado Carmesí [Academia para Asesinos]
Novela JuvenilElla es su presa. Él es su cazador. ¿Cómo luchas contra el monstruo sin convertirte en uno? Al cumplir dieciocho años de edad, todo aquel que sea hijo de un asesino deberá asistir a la Academia Casterly para su formación. Marlot Duport se llevar...