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Yoongi estaba en su casa, una tarde como cualquier otra. Su hijo jugaba alegremente en el salón, sus risas llenando el aire. Yoongi estaba en la cocina, preparando la cena. De repente, un olor acre y sofocante comenzó a llenar la casa. Salió corriendo al salón y vio que el fuego se había propagado rápidamente, devorando todo a su paso.

-¡Papá, ayúdame!- La voz de su hijo, llena de terror, resonó en sus oídos. Yoongi intentó llegar a él, pero las llamas eran demasiado intensas. La desesperación lo inundó mientras veía cómo el fuego consumía el lugar que una vez fue su hogar.

-¡No! ¡No! ¡Por favor, no!- Gritaba, su voz ahogada por el humo y el dolor, su pecho dolía. Sus manos temblaban, impotentes, mientras el fuego rugía alrededor. Sintió el calor abrasador y el horror de no poder salvar a su hijo.

El sonido del llanto de su hijo se desvaneció, reemplazado por el silencio mortal del fuego consumiendo todo. La imagen de su hijo desapareciendo entre las llamas quedó grabada en su mente, una cicatriz que nunca sanaría.

Yoongi se despertó de golpe, su respiración rápida y entrecortada, el sudor frío cubriendo su frente. Las lágrimas rodaban por sus mejillas mientras el recuerdo del incendio y la pérdida de su hijo seguían frescos en su mente.

En medio de su pánico, escuchó otro llanto. No era el llanto de su hijo, sino el llanto de Jungkook, suave pero insistente. El sonido trajo a Yoongi de vuelta al presente, alejándolo de los horrores del pasado.

Jimin, que había estado durmiendo cerca de Jungkook, se despertó al oír el llanto de su bebé. Se levantó rápidamente y levantando a Jungkook y acunándolo en sus brazos.

Jimin, que había estado durmiendo cerca de Jungkook, se despertó al oír el llanto de su bebé. Se levantó rápidamente, levantando a Jungkook y acunándolo en sus brazos.

-Tranquilo, amor, todo está bien- susurró, y soltó su aroma, caminando por la casa para tratar de calmarlo. El dulce olor de Jimin, una mezcla de miel y flores silvestres, llenó el aire, envolviendo a Jungkook en una sensación de seguridad y confort.

Al mirar hacia el sofá, vio a Yoongi sentado, su rostro pálido y lleno de angustia.

-Yoongi, ¿estás bien?- Preguntó con suavidad, acercándose a él.

Yoongi asintió lentamente, aunque las lágrimas seguían cayendo.

-Solo una pesadilla- murmuró, su voz temblorosa -Fue tan real...-

Jimin se sentó a su lado, aún acunando a Jungkook.

-Lo siento mucho- dijo, su voz llena de compasión.

-Debe haber sido muy duro- tocando el hombro de Yoongi y este reaccionando al tacto.

Yoongi miró al bebé en los brazos de Jimin, su olor dulce y reconfortante llenando el aire. A pesar del dolor, sintió una chispa de esperanza. Quizás, con el tiempo, podría encontrar una manera de sanar.

-Gracias, Jimin. No sé cómo agradecerte esto- dijo mirando directo a los ojos

-No tienes que agradecerme- respondió Jimin con una sonrisa suave -Estamos en esto juntos. Todos necesitamos a alguien en quien apoyarnos de vez en cuando. Y ahora, tú tienes a nosotros-

Yoongi asintió, pero en su interior, la sombra del pesimismo seguía presente.

-Es difícil de creer- dijo con un suspiro -Cada vez que cierro los ojos, veo las llamas. Siento el calor, escucho sus gritos. No sé si alguna vez podré superar esto-

Jimin apretó ligeramente su hombro, comprendiendo su dolor.

-No tienes que superar todo de una vez. A veces, solo sobrevivir el día es suficiente. Y nosotros estaremos aquí para ayudarte a hacerlo-

Yoongi dejó escapar un suspiro profundo, tratando de dejar que esas palabras calmaran su mente. Mientras Jungkook se calmaba en los brazos de su padre, Yoongi comenzó a darse cuenta de que, aunque el camino por delante sería difícil y lleno de dolor, no tendría que recorrerlo solo. La presencia de Jimin y Jin le ofrecía una promesa de compañía y apoyo, y eso, por ahora, era suficiente.

A pesar del entorno cálido y seguro, Yoongi no podía evitar que su mente volviera una y otra vez a la oscuridad de sus recuerdos. El incendio, el dolor, la pérdida de su hijo... esas imágenes estaban grabadas en su memoria, imposibles de borrar.

La mañana avanzaba lentamente en la pequeña casa de Jimin. El sol brillaba tenuemente a través de las cortinas, iluminando suavemente el espacio. Jin se despertó y se unió a ellos en la sala, su expresión era de calma y preocupación al ver a Yoongi y Jimin despiertos y hablando.

-¿Todo bien aquí?- preguntó Jin, su voz suave y saliendo de la habitación

-Sí, solo una noche difícil- respondió Jimin mientras balanceaba a Jungkook en sus brazos.

-Yoongi tuvo una pesadilla-

Jin asintió y se acercó a Yoongi -Es completamente normal después de lo que has pasado- dijo, sentándose junto a él -Tómate el tiempo que necesites. Estamos aquí para apoyarte-

Yoongi miró a Jin, agradecido por la comprensión -Gracias- dijo en un murmuró y con su voz todavía un poco temblorosa -No es fácil, pero aprecio mucho su ayuda-

Jin asintió, dándole una palmada en el hombro antes de levantarse para preparar el desayuno. El olor del café y el arroz cocido pronto llenó la casa, creando una atmósfera cálida y reconfortante.

Mientras desayunaban, Yoongi intentó centrarse en la normalidad de la rutina. Observaba a Jimin y Jin interactuar con Jungkook, sintiendo una mezcla de tristeza y anhelo. Recordaba cómo era cuidar de su propio hijo, los pequeños momentos de alegría y las risas que ahora parecían tan lejanas.

-Yoongi- dijo Jimin, sacándolo de sus pensamientos -Estaba pensando, tal vez quieras acompañarnos a dar un paseo más tarde. El aire fresco podría ayudarte a despejar la mente-

Yoongi dudó, su mente aún atrapada en las sombras de su dolor. Pero algo en la mirada sincera de Jimin lo hizo querer intentarlo -Sí, creo que eso podría estar bien- respondió con un ligero asentimiento.

El paseo por el pueblo fue un respiro para Yoongi. Aunque los murmullos y las miradas curiosas de los vecinos seguían presentes, estar al aire libre, acompañado por Jimin, Jin y el pequeño Jungkook, le dio una sensación de pertenencia que no había sentido en mucho tiempo. El olor del otoño, las hojas caídas y la brisa fresca ayudaban a calmar su mente, aunque fuera solo un poco.

A medida que caminaban, Jimin le contaba historias sobre su vida en el pueblo, tratando de mantener la conversación ligera y reconfortante. Jin caminaba a su lado, siempre atento, ofreciendo palabras de aliento cuando era necesario.

Mientras escuchaba a Jimin, Yoongi no podía evitar sentirse agradecido por su presencia. Sin embargo, la sombra del pesimismo seguía acechando en su mente. Cada paso era un recordatorio de la distancia que aún tenía que recorrer para sanar.

-Es difícil imaginar un futuro diferente- pensó, su corazón todavía pesado con el dolor de la pérdida.

Pero entonces, Jungkook emitió una risita alegre, interrumpiendo sus pensamientos oscuros. Yoongi miró al bebé y sintió una chispa de calidez. Tal vez, con el tiempo y el apoyo de estos nuevos amigos, podría empezar a ver más allá de su dolor y encontrar una manera de seguir adelante.

El paseo terminó y regresaron a la casa de Jimin, donde Jin había preparado una sopa caliente para el almuerzo.

La tarde transcurrió con una calma reconfortante, marcada por pequeñas conversaciones y momentos de silencio compartido. Aunque el camino hacia la sanación era largo y lleno de desafíos, Yoongi comenzó a comprender que no tendría que enfrentarlo solo.

Con Jimin, Jin y Jungkook a su lado, había esperanza de encontrar paz y consuelo en medio de la oscuridad.

Renacer |Yoonmin|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora