La noche estaba en su apogeo, con la sala de baile llena de luces brillantes y música encantadora. Elizabeth Sinclair, con un vestido azul pálido que realzaba sus ojos, se encontraba conversando animadamente con Lord Fife. Su risa resonaba como campanas suaves, y su rostro estaba iluminado por la alegría de la conversación. Sin embargo, al divisar a los Bridgerton en la multitud, se disculpó con cortesía y se dirigió rápidamente hacia ellos.
Encontró a Benedict cerca del buffet, y sin dudarlo, lo tomó del brazo, sonriendo ampliamente.
—Benedict, querido amigo, tenemos que hablar —dijo, su voz apenas un susurro en medio del bullicio del baile.
Benedict la miró con curiosidad y preocupación. —Elizabeth, ¿qué ocurre?
Ella tomó aire, consciente de la importancia de lo que estaba a punto de decir. —Necesito estar lejos de tu hermano mayor, por mi bien. Es complicado, pero es necesario.
Benedict frunció el ceño, sorprendido, pero comprendiendo de inmediato a qué se refería. Su mente voló hacia los eventos recientes y, al ver la seriedad en los ojos de Elizabeth, asintió lentamente.
—¿Es... es lo que estoy pensando? —preguntó, esperando confirmación.
Elizabeth asintió, sus ojos reflejando una mezcla de determinación y tristeza. —Sí, lo es.
Antes de que pudieran profundizar en la conversación, la música los murmullos se escuchaban mas alto y desde las puertas del salón se veia a la reina que había llegado, acompañada por el príncipe Friedrich de Prusia. Las damas del salón se alborotaron de inmediato, con sus abanicos aleteando y sus murmullos emocionados llenando el aire. Elizabeth no pudo evitar reír ante el espectáculo.
—Mira, Benedict —dijo, señalando discretamente—. Todas están tratando de llamar la atención del príncipe, pero me pregunto cuántas de ellas realmente saben su nombre.
Benedict siguió su mirada y se rió también. —Ah, las maravillas de la alta sociedad. Todos están más interesados en la novedad que en la persona.
Elizabeth rió de nuevo, esta vez más suavemente. —Y Cressida... —dijo, señalando a Cressida Cowper, que estaba haciendo un esfuerzo exagerado por destacar—. Es realmente algo digno de ver.
—Ciertamente lo es —respondió Benedict, divertido.
La llegada del príncipe había cambiado el ambiente del salón, pero en ese momento, Elizabeth y Benedict se encontraban en una burbuja de comprensión y amistad. La tensión de los eventos recientes se aligeró momentáneamente con la risa compartida, recordándoles que, incluso en medio del drama y la intriga, la vida en la alta sociedad tenía sus momentos de ligereza y alegría.
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Unos días después, Elizabeth y Benedict se encontraban sentados en un banco del jardín, disfrutando de la suave brisa y el sol de la tarde. Elizabeth, con un vestido de muselina color lavanda, se veía pensativa mientras hablaba con Benedict sobre los eventos recientes.
—Benedict, realmente no sé cómo más evitarlo. Desde aquella noche, he estado esquivando a Anthony cada vez que aparece —confesó Elizabeth, su voz cargada de preocupación—. Si estoy con alguno de ustedes y él llega, me despido automáticamente. No quiero enfrentarme a esos sentimientos otra vez.
Benedict la miró con comprensión, asintiendo lentamente. —Entiendo, Elizabeth. Anthony puede ser... complicado. Pero, al mismo tiempo, no puedes seguir huyendo para siempre. Eventualmente, tendrán que hablar sobre lo que ocurrió.
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Destinos Entrelazados (Anthony Bridgerton)
FanfictionEn los salones iluminados por las luces brillantes de la alta sociedad londinense, donde las risas y los susurros llenan el aire, se teje una historia de amor y secretos enterrados en el pasado.Lady Elizabeth Victoria Sinclair la segunda hija del in...