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6 de diciembre de 2019
E X T R A
Me encontraba con mi mejor amiga, Emilia, paseando un rato por los Bosques de Palermo, no nos veíamos tan seguido y por eso decidimos acá, cuando me escribió. El aire estaba hermoso para ser un dia de verano, parecía un día muy relajado.
De repente, sentí mi teléfono vibrar en el bolsillo. Era un mensaje de Bauti. Sonreí. Mi amiga me miró y frunció el ceño, divertida.
- ¿Te habló tu novio? -rió.
La miré.
- Sí, aunque no es mi novio. - dije, probablemente roja como un tomate.
- ¿Qué te puso? - Emi se acercó al celular y leyó el mensaje en voz alta -. ¿Cómo va tu día? Ando pensando en vos.
Sonreí, recordando los tan lindos momentos que habíamos compartido en Uruguay.
Ariana: Estoy en Palermo, disfrutando del parque. ¿Y vos?
De paso, adjunté una foto del lago con los botes reflejando el cielo azul.
Mientras esperaba su respuesta, sentí una presencia familiar detrás de mí. Al voltear, mis ojos se encontraron con los de Bauti, que sostenía un pequeño ramo de flores y sonreía ampliamente.
- ¡Bauti! ¿Qué haces acá? -exclamé, sorprendida y emocionada.
- Te dije que esto no era un adiós definitivo. Vine a sorprenderte y a quedarme hasta después de año nuevo con vos, si me lo permitís -respondió él, entregándome las flores.
No pude contener mi emoción y lo abracé fuertemente, sintiendo mi corazón latir con fuerza. Mi amiga, que me acompañaba, grabó todo desde el principio. Lo miré de nuevo, asimilando la situación, y lo besé. Extrañaba sentir sus labios con los míos. Fueron millones de videollamadas, sin poder tocarnos. Fue un beso largo, pero no bastaba con el tiempo sin vernos. Quería más.
Mi amiga comprendió la situación, y se fue.
- ¿Cómo hiciste para saber dónde estaba? - le dije, sorprendida.
- Soy mago, ¿no sabías? - reímos al unisono. Dios, había extrañado cada parte de él. -Tu amiga y Tomi me ayudaron.
Fruncí el ceño.
- ¿Cómo?
Bauti y yo caminamos por la plaza, mientras me abrazaba de la cintura.
- Tomi me ayudó preguntándole a tu amiga si podían juntarse hoy, y le contó la situación. Después, tu amiga me estuvo mandando fotos de por dónde iban.
Yo estaba sorprendida. Nunca me di cuenta de que sacaba fotos.
Después de un rato hablando, Bauti tomó mi mano y me dijo con una sonrisa:
