10

537 58 14
                                    

Unas semanas después

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.




Unas semanas después...

Caminaba por las calles oscuras de Buenos Aires, minutos después de estacionar el auto a unas cuadras. Me metí por un callejón con algunos negocios ya cerrados por las altas horas de la noches, mientras acomodaba mi abrigo cuando empecé a sentir un poco mas de frío.

Cada paso que daba, me acordaba de ese día donde llorando me contó todo. Nunca tuve tanta bronca y ganas de matar a alguien, matar al que la destruyó así.

Como me faltaba un tramo un poco largo, prendí un cigarrillo, repasando en mi cabeza todo lo que iba a pasar en cuestión de segundos. En eso, un chabon con una gorra sale de la nada, ofreciendo no se que mierda, pero como estaba apurado solamente me lo saque de encima, caminando hasta un teléfono publico. Apurado marqué su número, y mientras esperaba que me conteste, le di una última calada al pucho para después apagarlo, justo en ese momento, mi amigo me contesto.

—¿Si?

Se escucho del otro lado.

—Joni, soy Pato, ¿ya esta todo?

Amigo... si, esta todo, te espero acá cuando termines.

—Nos vemos del otro lado.

Corte enseguida, y a paso apurado empece a caminar unas cuadras mas hasta quedar a unos metros de esa puerta alta, pesada y de vidrio. Escondido, esperando que esos dos hombres que hablaban, se vayan, aproveche y tape mi cara con un pañuelo.
Apenas se fueron, no perdí mas tiempo, cruce la calle y me metí al lugar que por suerte, no tenía llave.

Camine por un pasillo hasta llegar a una sala, había un escritorio con algunas cosas, pero ninguna persona, lo que me facilitó poder subir las escaleras a paso rápido.
En la planta superior había poca luz, pero distinguía algunas puertas.

Intente abrir algunas con cuidado y sin hacer demasiado ruido, pero estaban trabadas. Eso hasta que llegué a la puerta final donde al entrar vi a varias chicas, pero ninguna era ella.
Escuche algunos ruidos abajo, por eso apurado y algo asustado empece a buscarla, razón por la cuál varias pibas me miraban confundidas.

Y la encontré...

A pocos metros míos estaba acostada de espalda, hecha un bollito con su propio cuerpo tapándolo, durmiendo y con poca ropa. Más tranquilo camine hasta ella, sacándome la campera y tapándola, haciendo que ella sobresaltada me mirara, algo asustada y confundida.

—Acá estoy...soy yo.

Me saque el pañuelo para que me viera mejor la cara, y la acune entre mis brazos, acariciando su mejilla, viendo como sus ojos se llenaban de lagrimas. No soporte mas y le di un beso, sintiendo sus manos viajar por mis hombros y espalda, hasta llegar a mi mejilla y acariciarla.

Cae el sol || Patricio Sardelli Donde viven las historias. Descúbrelo ahora